Sin Pecado Concebido
Idea y Dirección: Silvina Grill. Productor Ejecutivo: Ronnie Scally. Luces: Marco Pastorino. Sonido: Coca Montes y Junior Ranea. Vestuario: Pablo Ramirez. Artista Plástica Invitada: Ana María Hernando. Escenografía: Romina Cariola. Músicos: Perla Flores, Cristian Asato, Matías Rubino, Santiago Vera Candioti, Aureliano Marin. Bailarines: Julieta Biscione, Roberto Castillo, Paula Gurini, Mariano Bielak, Gimena Aramburu y Juan Fossati. Prensa: Pablo Wolfman y Silvina Cantos
La compañía “No Bailarás” nos presenta su segundo espectáculo, Sin Pecado Concebido, una obra que explora las distintas etapas del tango argentino, desde una perspectiva atípica, innovadora y audaz.
Nos adentramos en una suerte de línea de tiempo del tango, en la cual el vestuario es el encargado de guiarnos por las distintas épocas.
El espectáculo arranca con los bailarines vestidos de blanco, negro y gris, con trajes que remiten a una época antigua; vestidos muy armados, con mucho vuelo y un baile más bien clásico, de salón, con las tres parejas perfectamente coordinadas. De ahí pasamos a un vestuario de los años 40’ y 50’, que va adquiriendo, a medida que se van sucediendo las canciones, colores cada vez más furibundos. Luego nos metemos en una etapa más moderna y vanguardista, con vestuarios muy poco convencionales para el género, trajes de cuero negro, vestimentas exóticas, hasta terminar con los bailarines vestidos como una suerte de superhéroes futuristas, en una explosión de colores y tonalidades.
El vestuario, a lo largo de toda la obra, está en perfecta sintonía con la iluminación y con la escenografía. Todo va mutando, todo va transformándose en otra cosa. Nada es estático en esta obra, por lo contrario: el movimiento, la energía y el desenfreno nos van invadiendo cada vez más.
Muchos aspectos son novedosos y transgresores en esta obra, que escapa de todos los clichés del género. Los roles femeninos y masculinos no están delimitados tajantemente como suele ocurrir en el tango; dos mujeres bailan con un hombre, varios hombres bailan con una mujer, las mujeres bailan entre sí; no está presente la concepción chauvinista del tango, en la que es el hombre quien dirige, quién propone, quién marca.
La figura femenina tiene un rol preponderante en esta obra. La mujer está representada como una heroína, extremadamente sensual y, a la vez, peligrosa; en algunos bailes, pareciera que las mujeres fuesen gatúbelas o “chicas Bond”, por el vestuario y la actitud corporal.
El baile también se aparta considerablemente de los standards. Las tres parejas de bailarines nos ofrecen una mezcla de, por un lado, tango de salón, milonguero, con pasos al ras del piso, sin demasiados firuletes, más liso e improvisado y, por otro, el tango escenario o acrobático, con pasos más sofisticados, más giros, ganchos y adornos, mayor trabajo coreográfico y mayor impacto visual. En medio de estos dos estilos, se entremezclan también otros bailes como danza clásica y ritmos populares. Y todo fluye de manera armoniosa.
La orquesta típica, dirigida por Ramiro Gallo, interpreta los 19 temas musicales que conforman la obra, con mucha fuerza y precisión. Algunos temas son de “No Bailarás” y otros autores argentinos. Muchos tangos con cantados, con la excelente participación vocal de Aureliano Marin, y otros son instrumentales, con bases rítmicas más intensas y armonías disonantes, que recuerdan a los grandes Mariano Mores, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla.
Toda esta mezcla de estilos, colores y bailes, se corona con un final atípico, en sintonía con el resto de la obra. Los músicos y los bailarines su unen; los músicos intercambian instrumentos, los bailarines empiezan a tocar algunos y juntos interpretan “Supermilonga”, un tema de “No Bailarás”. Un final insólito, vivaz, que genera una gran empatía y acercamiento con el público y que traduce el espíritu de esta obra y de la compañía
No Bailarás”: trabajo en grupo y pasión por el tango.
Porque, en definitiva, el tango es todo lo que esta obra muestra; el tango trasciende los géneros, las generaciones, el tiempo. El tango es atemporal y anacrónico. El tango es nuestro y hay que celebrarlo. El tango es infinito y eterno.
Teatro: De La Ribera – Av. Pedro de Mendoza 1821
Teléfonos: 4302-1536 – Venta 4302-9042
Funciones: Jueves, Viernes, Sábado Domingo 20:00
Entradas: desde $15 a $35