No (2012) de Pablo Larraín
Crítica previamente publicada con motivo de exhibición en el 50° NYFF:
Otro contundente film de Larraín
A pesar de su juventud, se puede decir que el chileno Pablo Larraín es uno de los directores más trascendentes del cine latinoamericano de los últimos años, siendo que lo que había manifestado con dos grandes obras como Tony Manero y Post Mortem, lo confirma con No, quizás su más personal y sofisticada película.
Con historias desarrolladas en torno al nefasto hecho del Golpe de Estado de 1973 en Chile a cargo de las fuerzas del dictador Augusto Pinochet, Larraín tiene una particular manera de filmar, en dónde a partir de delicadas historias, manifiesta una fuerte denuncia social en contra de los trágicos hechos que le tocó vivir a su país.
No narra la historia de un publicista (Gael García Bernal), el cual es uno de los encargados de realizar la campaña publicitaria por el NO al gobierno de Pinochet en el plebiscito nacional de 1988 al cual el gobierno militar chileno se vio obligado a realizar.
Con una vida complicada, entre las amenazas, el entorno que lo rodea y alejamiento de su ex mujer (Antonia Zegers), la cual se encuentra muchas veces ausente ante el hijo de ambos, el protagonista deberá aportar su creatividad para realizar algo que en principio parecía muy complicado: ayudar a derrocar la dictadura.
A pesar de mantener una fuerte ideología política anti derechista, a diferencia de sus anteriores films, No se muestra un tanto más cínica y sarcástica, para a través de acciones que hasta rozan la comicidad, poder expresar lo tétrico de los hechos.
Con una fotografía en tono sepia, imágenes apagadas, borrosas y hasta un tanto sucias, Larraín deja todo tipo de belleza visual de lado, pero a su vez utiliza de gran manera ciertas desprolijidades en torno a lo que la acción dramática propone: mostrar la extrema realidad y lo vergonzoso que fue ese tramo de la historia de Chile.
En términos generales, se puede decir que con No, Larraín logra otra gran obra, que con buenas actuaciones y un desarrollo narrativo impactante y desgarrador a través de los hechos que enuncia, concreta un film destacado, que sumado a un acorde sarcasmo hace que la película que torne sumamente entusiasta a pesar de su fuerte denuncia social.
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