En 1966 se produjeron en la Argentina 2.213 films publicitarios. Tres años después, la cantidad anual superaba los 3.000. Cifras impresionantes con una verdad: en épocas en que se estrenaba un puñado de largometrajes nacionales por año, el cine publicitario fue la industria que mantuvo viva (formó, empleó y capacitó profesionales, actualizó equipos) a la cinematografía argentina.
Una actividad que en un ida y vuelta que llega hasta hoy, tanto ha formado directores de largos como se ha nutrido de realizadores y técnicos ya consagrados en el cine de ficción o documental.
Toda una industria cultural, que exporta talentos y genera contenidos que hacen a la identidad de un país, dejando una huella afectiva en el imaginario como espejo de costumbres y modos de vida durante más de medio siglo.
A partir de la donación de los archivos de los Laboratorios Alex, el Museo del Cine de Buenos Aires junto a Raúl Manrupe como investigador y especialista en Historia de la Publicidad, encara el relevamiento e inventariado de centenares de negativos de comerciales filmados entre mediados de la década de 1960 y fines de la década de 1980. Un trabajo que combina el rescate de material fílmico con lo antropológico, recuperando un patrimonio audiovisual invalorable que trae del pasado fragmentos de un momento único en frescura y creatividad. Esta selección incluye ideas generadas por destacados Mad Men criollos desde agencias como Ricardo De Luca Publicidad, Casares Grey & Asociados, Yuste Publicidad, Gowland y otras en spots producidos en su mayoría por el prolífico Guillermo Smith, y dirigidos por realizadores del calibre de Ricardo Becher, Juan José Jusid, Carlos Martín, Brian Welsh o Juan José Stagnaro. Remasterizadas para ser exhibidas con una calidad de imagen que no tuvieron ni en el momento en que fueron puestas al aire en la televisión o el cine. Un desfile de mujeres sensuales como Chunchuna Villafañe, niños precoces como lo fue Pablo Codevilla, monstruos sagrados como Luis Sandrini, productos y marcas que ya no existen, paracaídas, caballos que entran a un almacén, invitaciones a consumir yerba mate y muchos estereotipos.
Algunas constantes eternas
Como seducir a una mujer o a un hombre. Pociones mágicas, mejoramientos de la apariencia, estrategias de conquista, a veces con solo encender un cigarrillo de muchos milímetros.
Familia argentina. Madres, hijos, padres, abuelos. El living, el patio siempre presente, el dormitorio. Cocinar, lavar, planchar, dormir. Y por supuesto, comer y beber gaseosas y vino.
Divino tesoro. La juventud que se puso los pantalones en los 70s, ajustados por supuesto. Chicos y chicas en bicicleta, bailando, escuchando música, vendiendo al son de ritmos beat.
Modas y modos de vida. Peinados. Vestimentas. Colores que ya no se usan. Formas de divertirse. Cortinados y productos que hoy es difícil creer que existieron. Pero sí.
Privilegiados y no tanto. Una historia de cómo los niños argentinos han sido presentados y representados para vender o venderles todo tipo de productos. Flequillos, locuciones imposibles, mohínes. Y hasta el primer León en Cannes (Niño, de Pepsi. Dir: Ricardo Becher).
Variedades comerciales. Ir al cine era también ver el Noticiero. Y ver un noticiero era encontrarse con notas que con lenguaje periodístico eran en realidad publicidad paga. Sucesos Argentinos fue el pionero. Reinas de belleza, visitas a fábrica. Todos testigos directos de aquel esplendor industrial.
Raúl Manrupe
Más sobre las actividades del festival, en www.mardeplatafilmfest.com