Cobertura exclusiva desde
San Sebastián por Paulina Dominguez
Si me preguntan, The Railway Man o
Un Largo Viaje, es una de historias
joyita de este festival. Estamos hablando de la historia de un veterano de
guerra llamado Eric Lomax (Colin Firth) que fue prisionero de los japoneses en
la Segunda Guerra Mundial y fue enviado con sus compañeros a un campo de
trabajo en Tailandia. Fue castigado sin piedad por tener el coraje de defender
a sus amigos, vemos a un hombre sumido en la depresión, sin vida, que
simplemente existe en las heridas con las que sigue enfrentándose a diario
cuando los recuerdos se convierten en su presente. Pero en especial sigue
luchando con la imagen de un joven oficial japonés; uno de sus torturadores al
que no puede olvidar. La aparición de Patty (Nicole Kidman) en su vida es el
empuje que Lomax necesita para volver a la vida, es su amor que lo
empuja a sanar esas heridas. Le ha llegado el momento de superar el capítulo
más trágico de su vida y enfrentarse cara a cara con el campo de trabajo, con
la habitación (si es que así se la puede llamar) donde estuvo detenido y, lo
más importante, debe mirar a los ojos a su torturador, quien para su sorpresa
sigue vivo.
Creo que no hay dudas de la calidad de dos actores como Kidman y Firth,
pero la intensidad de su trabajo en esta película, el dramatismo y realismo con
el que se paran frente a este conflicto es brillante. Los personajes conmueven
y atraviesan la pantalla, se sientan al lado del espectador a contarles una
historia terrible.
No es la típica película sobre la Segunda Guerra Mundial sino que tiene una
mirada distinta, es humana, Lenox odia profundamente, desea la venganza con
toda su alma, luego llora, sufre, grita en el cuerpo de Colin Firth y de Jeremy
Irvine que es el Lomax joven. The Railway Man es una lección de vida,
una película sobre el perdón y el valor. Lo más duro y al mismo tiempo lo más
emocionante es que el guión está basado en hechos reales. “No contamos lo que
nos hicieron porque nadie nos creería”, dice Lomax hacia el final del film y
verdaderamente cuesta creer la crueldad con la que se trataba a los soldados,
el alcance de la miseria humana al mismo tiempo la fortaleza del hombre y la
complejidad de la mente.
La película es muy clara y distinta, va más allá, se mete en el corazón y
en la mente de víctima y victimario, que en realidad también es víctima. Aquí
no hay malo de la película, solo hay personas; no es ficción sino que es la
vida misma.