Críticas del domingo 17 de abril.
Je Me Tue à le Dire, de Xavier Seron (Bélgica / Francia, 2016 – Competencia Internacional), por Martín Chiavarino
Un extraño mesías
Un hipocondríaco actor adulto de treinta seis años de películas clase B y técnico de calle debe cuidar a su madre enferma de cáncer, mantener a los traviesos y simpáticos gatos de ésta y consolar a su novia, una pintora rechazada por las galerías, en una película impregnada hasta la medula por un humor cáustico y una estética abrasiva. Esa es la trama del primer largometraje de ficción del realizador belga Xavier Seron.
La película, en blanco y negro, se centra en la relación de Michel (un hombre de mentalidad adolescente) con su madre y su novia. Tras enterarse de que la madre tiene cáncer, el hijo intenta hacer entrar en razón a la madre sobre la irracionalidad de sus gastos y sus acciones, y pone la casa en venta para pagar las deudas contraídas. Su novia, a su vez, acepta acompañarlo a la casa materna mientras sufre una crisis tras ser rechazada por las galerías locales. Al mismo tiempo, Michel descubre un bulto en su pecho e imagina lo peor, lo que lo lleva de consultorio en consultorio para enterarse de que está en perfecto estado de salud.
Seron construye un extraordinario mundo hiperreal a partir de la exageración y la exaltación de las imágenes a partir de su combinación con una música incisiva y una fotografía que busca la belleza en la imperfección.
Je Me Tue à le Dire es, de esta manera, una extraordinaria comedia negra construida desde la necesidad de cada ser humano de reírse y aceptarse a sí mismo mientras la muerte nos acecha y la vida nos decepciona.
Carregador 1118, de Eduardo Consonni y Rodrigo T. Marques (Brasil, 2015 – Competencia Latinoamericana), por Ximena Brennan
La fuerza del trabajo
Para la ficción se queda corta, pero para ser un documental la película de Eduardo Consonni y Rodrigo T. Marques tiene varios aciertos. El protagonista en cuestión es Tony, un hombre de edad avanzada que todos los días carga mercadería en los camiones del Ceagesp, el mayor almacén de Latinoamérica.
Pero el trabajo de los realizadores no pasa sólo por allí, sino más bien es el de cargar el relato de fuerza con un rostro raído de mirada afligida por la tristeza, un cuerpo desgastado por la actividad forzosa y unas piernas que chuecas caminan a paso cansado por los pasillos y vestuarios húmedos del establecimiento.
Tony fue recién dejado por una mujer, aspecto que está bien representado por una banda sonora de boleros y otras canciones románticas, además de los primerísimos primeros planos de su cara, que por momentos se anima a sonreír, indicando tal vez una leve reponía.
Cuán familiarizados podemos estar con este personaje, cuando al verlo y acompañarlo además pensamos que siempre, por más dolor que exista, hay que seguir, porque la vida es eso. “Y bueno… a seguir, Tony”, nos decimos además a nosotros mismos. El trabajo no puede abandonarse nunca.
Carregador 1118 (Cargador 1118) como vemos además pone énfasis en un número, quizá arremetiendo un poco contra las empresas para las cuales un ser humano es tan sólo eso y nada más. Tony es uno de los tantos empleados cargadores de mercadería en el lugar y así tiene que ser por el resto de su vida aunque no se sienta del todo bien. La motivación para levantarse todos los días de su cama es esa, su trabajo y los amigos que ha encontrado en él.
La Organización Negra (Ejercicio Documental), de Julieta Rocco (Argentina, 2016 – Artes), por M.C.
La vanguardia teatral
El regreso de la democracia permitió la consolidación de muchos grupos artísticos de vanguardia, que buscaban formas de expresión que representan esta ruptura contra la represión que se manifestó en todos los ámbitos de la vida argentina.
La Organización Negra fue en, ese sentido, una recuperación de las vanguardias históricas y del espíritu de los happenings y las performances del Instituto Di Tella. La llegaba al país de la compañía teatral catalana La Fura Dels Baus en 1984 fue la Punta de lanza para el surgimiento de La Negra, un grupo que transformaría la lógica del espectáculo de vanguardia en Argentina, tanto desde sus interpretaciones callejeras, que pretendían recuperar la calle como espacio lúdico y experimental, como desde sus espectáculos en Cemento, para llegar finalmente a su cumbre con la obra La Tirolesa, que utilizaba herramientas de escalada en el obelisco.
El documental de Julieta Rocco reconstruye de forma excepcional como ejercicio documental la historia del grupo a partir de entrevistas a sus protagonistas para dar cuenta de la influencia de La Organización Negra en la vida cultural argentina de los años 80 y principios de los ‘90.
Rocco logra encontrar el espíritu del colectivo a partir de videos, fotografías y un gran trabajo sobre el material documental para dejar un testimonio imprescindible para entender el fenómeno del actual teatro de vanguardia de grupos como La línea histórica, De la guarda, Fuerza Bruta y Ojalá, nacidos de los restos de la Organización Negra. La perspectiva histórica siempre nos pone en una dimensión diferente respecto de nuestro presente para pensar en el futuro, y allí es donde La Organización Negra (Ejercicio Documental) nos coloca de cara a los sueños imposibles del arte.