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CRÍTICAS - CINE

El Libro de la Selva, según Luciana Calbosa

Selva mágica.

En lo más profundo de la selva se esconde un niño indígena, Mowgli, que a los 2 años fue rescatado de las garras de un tigre por una pantera negra llamada Bagheera. La entrañable relación hombre-animal tiñe una historia de sentimientos encontrados donde coexisten el supuesto instinto humano como cazador de animales y los lazos que éste pueda crear con las criaturas de la selva. La trama de El Libro de la Selva (The Jungle Book, 2016) gira en torno a dos cuestiones: por un lado, la lucha de Mowgli por permanecer junto a la manada de lobos con la que crece y a la que siente su familia; y por el otro, la eterna discusión de la ley del más fuerte y el poder de subordinación en un grupo heterogéneo, al estilo Karl Marx. Hasta la llegada del pequeño era el tigre, Shere Khan, quien indiscutiblemente reinaba en la selva, pero con el correr de los años y al observar la destreza del joven comienza a temerle y lo amenaza de muerte si no abandona el lugar y regresa con los humanos. El dilema es debatido por la manada de lobos y con el afán de querer protegerlo, coinciden en que el pequeño debe regresar con su familia biológica (a excepción de su madre loba, que lo quiere como a un cachorro más). Pese a los sentimientos que tiene por la manada y siendo consciente de que él es el único diferente, decide abandonar el lugar para salvarlos y salvarse.

En este mundo globalizado, donde prima la tecnología y el avance del hombre en detrimento de la naturaleza, no es casual que la productora Walt Disney Pictures haya relanzado El Libro de la Selva (The Jungle Book, 1967) para poner de manifiesto ciertos tópicos que atañen a la humanidad como puede ser la deforestación y los incendios. Aquí se intenta, mediante un trabajo de campo previo realizado por el novelista que le dio vida a esta historia y Premio Nobel de Literatura, Rudyard Kipling, repensar los sentimientos. Esto queda en evidencia nuevamente cuando Mowgli (Neel Sethi, el protagonista elegido entre más de 2.000 niños) decide emprender el viaje de retorno a su “hogar” y se encuentra con un oso tramposo pero amigable, Baloo, quien le salva la vida de una serpiente, y a cambio le ofrece un trato: miel por refugio. El niño acepta, no sin perder de vista su objetivo de permanecer un tiempo más en la selva, y construye un lazo afectivo con el oso. Sin embargo, pese a considerarlo su amigo, ante situaciones de riesgo extremo y supervivencia clama por su rescatista, Bagheera. No cabe la menor duda de que estamos frente a una película de Disney ya que el niño establece conexiones emocionales con los animales: esto también ocurría en Tarzán (1999), que será relanzada este año y donde el protagonista también es rescatado y criado por un animal. La autenticidad se logra a la perfección al mezclar sets diminutos -a tamaño real del niño- con planos de los animales, más grandes, para dar la idea de fragilidad de Mowgli en el medio de la selva.

El director del film, Jon Favreau, utilizó planos al estilo juegos 3D, como hizo en sus películas anteriores Iron Man (2008) e Iron Man 2 (2010). Y claro, no dejó de lado el aspecto sonoro: las voces de los actores están a cargo de Bill Murray (el oso Baloo), Idris Elba (Shere Khan), Lupita Nyong’o (la madre loba), Scarlett Johansson (la serpiente pitón Kaa) y Ben Kingsley (Bagheera). La música también es otro ingrediente placentero en la experiencia y las canciones contienen letras llenas de aventura, emoción y humor. Cuando Mowgli construye su relación de amistad con Baloo le canta un claro mensaje: “quiero ser como tú”, poniendo de manifiesto nuevamente su deseo de querer permanecer en su hábitat. Algo similar ocurre en el mensaje de Hakuna Matata, la famosa canción que marcó a El Rey León (The Lion King, 1994). Nada es casual en Walt Disney Pictures y todo siempre encaja de maravillas. El Libro de la Selva, a casi 50 años de su lanzamiento y de la muerte de Walt Disney, da cuenta de ello en todos sus detalles y avanza al ritmo del siglo XXI incorporando nuevas tecnologías a sus sets y convirtiéndose en una propuesta interesante para la cartelera del momento.

calificacion_4

Por Luciana Calbosa

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