King Crimson – Discipline
Adrian Belew | Guitarra eléctrica y voz.
Tony Levin | Bajo, Chapman Stick y coros.
Bill Bruford | Batería (acústica y electrónica) y percusión.
Robert Fripp | Guitarra eléctrica y sintetizadores.
King Crimson es una banda tan completa musicalmente, tan deforme y tan cambiante que podría ir recomendando sus discos mes a mes durante un año y los dejaría más que contentos… pero bueno, después de un arduo proceso de selección entre su vasta discografía, elegí el larga duración que mas suelo escuchar. Estoy hablando de su octavo disco de estudio, Discipline.
El disco se editó en 1981 y marcó el regreso de King Crimson a la escena musical tras un parate de casi 8 años. Dice “La Principal Fuente de Consulta que Nadie se Atreve a Decir que Consulta”, que “Discipline” iba a ser el nombre de una nueva banda que estaban proyectando Fripp y Bruford (ex baterista de Yes), pero al convocar al bajista Tony Levin y a Adrian Belew (ex guitarrista de Zappa y de Talking Heads) optaron sabiamente en retomar la idea de King Crimson como forma de hacer las cosas y guardarse el nombre “Discipline” para el disco.
Primero que nada doy un aviso, porque hay gente que es muy sensible con el tema de cómo suenan las cosas: recuerden que es un disco de los ochenta, y por ende, suena como generalmente suenan los discos de esa década. Con esto quiero decir: compresión al mango, toneladas de reverb y chorus, sonidos artificiales de sintetizadores de oriente por doquier, distorsiones de plástico a morir, etc.
Todo esto nos parece anticuado y berreta hoy porque tenemos la ecualización grunge de los noventa y del nuevo milenio incrustada en la psiquis, pero en su momento, estos pibes con el sonido que tenían eran… ¡los más modernos! Fripp sintetizaba su guitarra y le sacaba sonidos que nadie antes había escuchado. Belew era (y sigue siendo) un enfermo que se iba a los zoológicos a escuchar a los animales… ¡para después imitarlos con su guitarra! Además, encima de todo eso cantaba como nadie. Tony Levin, con su bajo y su Chapman Stick, ese instrumento único mezcla de bajo y guitarra que se toca haciendo tapping, sostenía a todos con las bases más sólidas del mundo y Bruford, bueno, era el más rápido en los parches, además de ser un relojito y sostener el tempo como nadie.
Con “Elephant Talk” arranca la joda. Toda la descripción que di arriba queda sintetizada en este tema. Para que se den cuenta rápidamente quien es quien: el tema lo arranca Levin, al que se le suman Belew tirando acordes limpios y abusando de la palanca; Fripp, al igual que en todo el disco, puede distinguirse por ser el que está tocando constantemente una línea melódica cuasi atonal como un psicótico. Bruford es quien le imprime la polenta necesaria y el ritmo suficiente para que la maquinaria ande, ya sea tocando la bata acústica o la electrónica. “Frame by Frame” y “Thela Hun Ginjeet” mantienen la misma dinámica, e incluyen grandes diálogos guitarrísticos entre Belew y Fripp.
“Indiscipline”, un tema construido en base a una carta que Belew recibiera de su esposa nos introduce en un mundo de locura y paranoia, con sus métricas irregulares y sus bruscos cambios de volumen, y sus bruscos cambios de volumen, y sus bruscos cambios de volumen… perdón, me repito cuando estoy estresado.
La calma llega con “Matte Kudasai”, un no-blues donde Fripp deja los motivos atonales para hacerle la base a Belew, que se canta la vida mientras con su slide imita a una gaviota de esas que andan por la playa.
El disco cierra con dos temas instrumentales: “The Sheltering Sky” y “Discipline”, temas de neto corte “ambient meets noise” en donde todos los músicos se lucen en sus instrumentos. ¡Como a lo largo de todo el disco! ¿Qué esperan para escucharlo, moderrrrrrnos?
Temas que componen el disco:
1) Elephant Talk.
2) Frame by Frame.
3) Matte Kudasai.
4) Indiscipline.
5) Thela Hun Ginjeet.
6) The Sheltering Sky.
7) Discipline.
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