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CRÍTICAS - CINE

En Trance (Trance)

En
Trance
(Trance, Reino Unido, 2013)

Director:
Danny
Boyle. Guión: Joe Ahearne, John
Hodge. Elenco: James McAvoy, Vincent
Cassel, Rosario Dawson. Distribuidora:
Fox. Duración: 101 minutos

Ritmo

A los cinco minutos de
comenzada la película, me encuentro moviendo la pierna, una pulsión rítmica
irrefrenable. Las imágenes bailan al compás de la música. La propuesta del
título del film ya fue cumplida. Uno cae En
Trance.

La película arranca y ya no
para. Danny Boyle, acompañado de Rick Smith que se encarga espectacularmente de
la música, brinda una experiencia audiovisual. La historia, protagonizada por
James McAvoy, Vincent Cassel, y Rosario Dawson, presenta giros y más giros
durante los 101 minutos de duración, llega a confundir al espectador en el
torbellino de la trama, pero quizás, eso sea un punto a favor. Quizás no
importe realmente la historia, quizás sólo sea una excusa para ir presentando
sus cuadros rítmicos, sus aceleraciones inesperadas y sea la experiencia, ese
estado de no saber bien qué está pasando pero estar disfrutando, lo más
interesante.

El film, tomando como tema
principal la hipnosis, muestra el recorrido de una voz inmutable, un tono
genérico que se hace cargo de guiar la mente del paciente, sea cual sea su motivo,
a hacer lo que ella desea. Y en parte es lo que hace Boyle con su película. Nos
guía en su experiencia, nos hace ver y pertenecer hipnotizados. No necesitamos
entender, no queremos entender, queremos más adrenalina, queremos más de ese
movimiento. Y Boyle nos da más. Color, música, ritmo, sangre, amor, violencia,
sexo y tabúes expuestos.

En
Trance
es una película de acción, es un thriller, es de
(des)amor, hasta se acerca al noir, es multigénero. Esa variedad también es del
registro, donde la cámara no está tranquila nunca, quiere bailar, hace juego
con el resto del equipo.  Cambia,
evoluciona, experimenta. Lo lúdico está presente, con el entretenimiento como
bandera. Todo está entrelazado, la osadía de la cámara, la alegría del sonido y
lo mutante del guión.

Danny Boyle apuesta y gana.
La propuesta es atrevida, es refrescante, es renovadora. Su mixtura es
ambiciosa, excesiva. Pero en el exceso está el placer. Es una experiencia, un
viaje, donde no conviene apegarse demasiado al libro y dejarse caer hipnotizado
por la conquista multisensorial.

Por Nahuel Rodriguez Acosta

Insoportablemente Boyle

¿Cuánto más vamos a tener que soportar los planos
cancheros, al ras del piso, inclinados, recortados, cool de Danny Boyle? ¿Cuánto
más nos vamos a tener que bancar los psicologismos para manipular al
espectador? ¿Cuántas veces más va a poner música al palo para esconder su nula destreza
narrativa? Porque eso, estimados lectores, es todo lo que tiene para ofrecer En Trance, la nueva película del
director de Trainspotting y Quién Quiere ser Millonario. 

En principio En
Trance
es un thriller en el que Simon (James McAvoy), un empleado de una
casa de subastas londinense, planea y ejecuta el robo de una pintura que vale
millones de libras junto a un grupo de delincuentes liderado por Franck
(Vincent Cassel). Pero algo sale mal y Simon pierde la memoria y así la
pintura. “¿Dónde está el cuadro? ¿Dónde?” le pregunta una y otra vez Franck y
lo tortura hasta que alguien le sugiere recurrir a la hipnosis para
averiguarlo. Allí, con la visita de Simon al consultorio de Elizabeth (Rosario
Dawson) comienza el trance. O no. Ya no tendremos certezas porque En Trance pareciera contar la búsqueda del cuadro de Goya pero no, la
pintura es sólo el mcguffin para meternos en ese plano del inconsciente donde
todo es un eterno resplandor de una mente sin recuerdos.

Si la película sostiene la atención es por ese ritmo
irrefrenable y vertiginoso que asume desde el comienzo, con esa música recargada
y a todo volumen apuntalando el sentido de cada secuencia, sumado al desparpajo
de sangre y acción. Pero no se dejen engañar, esa narrativa es canchera;  puede fluir pero es una cáscara vacía. Lejos
de la vorágine no hay nada. En Trance
 utiliza vuelta de tuerca tras vuelta de
tuerca y así el espectador es engañado, una y otra vez.

¿Qué está primero, el huevo o la gallina? Como en El Origen, la película de Christopher
Nolan -esa del sueño adentro del sueño del plano del sueño-, todo es disfrazado
de película importante, sobre la existencia, sobre la mente humana. Sin
embargo, cuando termina, uno confirma lo que sabe desde un principio.  O no, pero qué importa.  Lo mejor que se puede decir sobre En Trance es que es una película
intrascendente. O que hay un desnudo que sí vale la pena.

Por Luciana Aon

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