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CRÍTICAS - CINE

Halloween: La noche final (Halloween Ends)

Cuando John Carpenter estrenó Halloween en 1978, ¿quién iba a prever todo lo que generó y que aquel universo no dejaría de expandirse? Así surgieron secuelas, una remake y una secuela de esa remake… sin olvidar Halloween III, que toma un camino diferente e interesante, pero salvo por un fragmento televisivo (la primera parte existe dentro de la tercera), prescinde de la estrella de la saga. Michael Myers, el asesino silencioso y de máscara pálida. Una metáfora del Mal absoluto. 

De todos aquellos proyectos, ninguno fue tan ambicioso como la trilogía dirigida por David Gordon Green, con el regreso de Jamie Lee Curtis como Laurie Strode y Carpenter en el rol de productor ejecutivo (junto a Curtis) y de encargado de la banda sonora junto a su hijo Cody Carpenter y Daniel Davis. 

Halloween de 2018 es una continuación directa de la original y muestra el reencuentro entre Michael y Laurie, que ya no son hermanos como en películas previas. Ella ahora es una mujer paranoica, que vive armada y ya no teme enfrentarse a The Shape, tal es la denominación del Michael enmascarado. También se muestra la relación de Laurie con su hija, Karen (Judy Greer), y su nieta, Allyson (Andi Matichak), que pasan del escepticismo a la lucha. Por supuesto, Myers nunca muere y todo sigue en Halloween Kills. Aquí, Gordon y su coguionista, Danny McBride, exploran las ramificaciones del Mal en el poblado de Haddonfield, Illinois (escenario de las carnicerías de estas historias), al tiempo que entregan un festín de sangre y violencia, con el regreso de más personajes clásicos -incluyendo flashbacks donde se recupera a Sam Loomis, el psiquiatra de Michael que supo encarnar Donald Pleasence, aunque ahora por otro actor- y un generoso recuento de cadáveres.

Así como Halloween (2018) y Halloween Kills proponen algo distinto entre sí -aunque sin apartarse de una línea directriz clara-, Halloween: La noche final también conforma su propio núcleo. No traiciona su condición de slasher, pero recupera un rumbo más intimista e incorpora elementos de otros géneros. Pasan cuatro años del fatídico 31 de octubre de las dos películas anteriores, que culminó con Myers asesinando a Karen. Laurie vive con Allyson y escribe un libro donde reflexiona sobre el calvario que le tocó. Se muestra esperanzada y de buen ánimo, pero sabe que carga con un estigma. Los pocos sobrevivientes de Myers la señalan como la responsable de haber traído el Mal. En este aspecto, el primer tramo del film tiene mucho de drama de personajes bien ejecutado y con un elenco a la altura. En paralelo, y desde la primera secuencia, se nos presenta a Corey (Rohan Campbell), un adolecente nerd y tranquilo. Sus aspiraciones y su salud mental terminan en la nada cuando provoca la muerte accidental del chico que debía cuidar durante la noche de Halloween de 2019. Queda en libertad, pero padece el señalamiento de sus vecinos y el bullying de los más jóvenes. Esta subtrama, que converge con la principal, también incluye drama, pero pronto deriva en el thriller psicológico: un Corey malherido es atrapado por Myers, que permanece oculto -y poco activo- en el desagüe debajo de un puente (Las similitudes con el Pennywise de It son evidentes y muy atinadas). No lo mata porque ve algo en sus ojos. El muchacho deviene lacayo, capaz de evolucionar en un bogeyman por sí mismo. Allyson se siente atraída por él (entiende lo que es ser una triste figura pública) y Laurie descubre su incipiente naturaleza oscura, pero ni eso podrá impedir la tragedia.

Una vez más, Green sabe recuperar recursos que Carpenter y su equipo supieron ejecutar en la película del ‘78 -puestas de escena, planos, iluminación, movimientos de cámara, vestuario; la musicalización con “(Don´t Fear) The Reaper”, de Blue Oyster Cult, etc.-, no sólo para demostrar lealtad y continuidad, sino para darles una vuelta de tuerca. Incluso los guiños al propio J.C. están lejos de ser caprichosos o de apostar al simple fanservice. Por un lado, al principio del largometraje, Corey y el chico miran por televisión La Cosa de Carpenter, que remite a cómo la pequeña Lindsey (Kyle Richards, que retoma el papel como hiciera en Halloween Kills) miraba la primera versión cinematográfica de la historia, The Thing from Another World, producida -y dirigida, sin acreditar- por Howard Hawks, ídolo de Carpenter. En ambos casos, la cita cumple una función narrativa. Con respecto a Halloween: La noche final, anticipa cómo la Amenaza puede adoptar más de una forma, también familiar, y ramificarse sin cesar aún cuando parece ser destruida. Por otro lado, la subtrama de Corey funciona como una nueva versión encubierta de Christine. Para empezar, el apellido de Corey es Cunningham, como el de Arnie en aquella película basada en la novela de Stephen King. Ambos tienen madres castradoras, ambos trabajan con vehículos, ambos son contaminados por la Amenaza y también pasan a provocar desconcierto y muerte a su alrededor. Las víctimas consisten en quienes se atreven a molestarlos. Además, la oscuridad que los invade también revela su costado más libre, más atractivo, aunque el destino siempre es el peor. 

Inevitable detenerse en Michael Myers/The Shape. Ahora es más como un ogro de cuento de hadas, que precisa de matar otra vez con continuidad para recuperar energía. Aunque no le da uso a su cuchillo hasta bien entrado el film, su omnipresencia perturba a cada rincón de Haddonfield (en realidad, eso ya pasaba en la Halloween de Carpenter, confirmando que todo ya fue dicho en esa oportunidad, y esquivando el trazo grueso). Su extraño vínculo con Corey puede verse como la de maestro y alumno, en su vertiente más retorcida.

Provista de un tercer acto a la altura de las expectativas -y más allá también-, Halloween: La noche final apuesta por la audacia y sale victoriosa. Se sabe que representa la despedida de Green, de Curtis y hasta de Jason Blum como productor (ya no tendrá los derechos), pero como bien escribe Laurie, el Mal nunca muere y adopta otras formas.

(Estados Unidos, 2022)

Dirección: David Gordon Green. Guion: Paul Brad Logan, Chris Bernier, David Gordon Green, Danny McBride. Elenco: Jamie Lee Curtis, Andi Matichak, Rohan Campbell, Will Patton, Kyle Richards, James Jude Courtney, Nick Castle. Producción: Jason Blum, Malek Akkad, Bill Block. Distribuidora: UIP. Duración: 111 minutos.

 

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