A Sala Llena

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DOSSIER

Sobre “Inferno” de Dario Argento

… Infierno

No sé el precio que tendré que pagar por romper lo que nosotros, los alquimistas, llamamos silentium, las experiencias de nuestros colegas deberían prevenirnos para no trastornar a los profanos…

Argento nos posiciona en la búsqueda del “polvo de proyección” teniendo como materia prima a Rose, nuestro mercurio. La que desciende a lo profundo donde nace todo mal, en busca de la verdad, sumergida en el agua. Ahí, por un lado, se funde el seno materno con la serpiente, dándole vida a Lilith, la primera condenada a ser un demonio después de negarse al acto sexual, el mal inicial. Por el otro, se abren las puertas de aquel esoterismo oculto dentro de la segunda clave, descubriendo ante nuestros ojos el nigredo, el caos primordial. Además, no pasemos por alto el nombre Rose… rosa… al igual que la flor, las mismas que se encuentran en la alfombra donde descansan las llaves, el símbolo del renacimiento místico. Luego de tomarlas, ella sale despedida hacia la abertura del techo. La nueva iluminada ha descubierto a La Madre de las Tinieblas.

Trasladándonos a Italia por la melodía del coro “Va, pensiero” (3ra parte: la profecía), encontramos el azufre como otra de nuestras materias primigenias. La madre de las lágrimas se presenta ante el romántico de cabellos dorados, marcando el inicio de su viaje en busca de aquello que anhela. El viento rompe con la paz establecida y se hace presente en el recinto; hemos hallado nuestro segundo elemento. Mark se eleva, perdiendo la cabeza por la bella muchacha, olvidando el mensaje de su hermana que tanto lo necesitaba. Sara toma cartas en el asunto y se dispone a salvar a Rose del caos que se aproxima.

La alquimia es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. En sí podemos decir que tiene un movimiento pendular que se desplaza linealmente entre lo mundano y lo espiritual. Pero, ¿qué pasaría si colocamos un segundo péndulo al ya existente?. Dentro de lo subterráneo nace el fuego en aquel laboratorio alquímico que descubre Sara. Aterrorizada por el alquimista o “el nefasto soplador” que intenta apoderarse del manifiesto, huye sin ninguna pista a la que aferrarse. Solo queda ella, una de las cuatro marcadas. Ella, Rose, Elise y esa fémina que solo nos deleita con unos pocos fotogramas. Las cuatro, las poderosas (Cleopatra, María la Judía, Medera y Taphnutia.) las que sabían cómo conseguir la piedra, la que tanto buscamos, la que Mark anhela.

La joven bañada en sangre rasga violentamente la pantalla, nos coloca del otro lado, dentro del cine, nos invita a ser parte de ello. ¿Acaso seremos nosotros el segundo péndulo, el que desestabiliza el primero, el creador del caos, el que dará herramientas para acabar con los setenta, el que abrirá la puerta para dar comienzo a la década maldita de los ochentas? Argento proyecta, quebrando la pantalla, uniendo dos mundos, desatando el caos en Estados Unidos a partir de un simple libro.

La última materia prima que necesitamos está nada más y nada menos que en el baño de la señora Elise. Este será nuestro ligue, como el mismo Varelli. Ese edificio monumental que de a poco reúne todos nuestros componentes.

Zacarias les exhorta a tener fe: Dios destruirá a los que tratan de quedarse con los suyos, Dios destruirá Babilonia.

El caballero de vestiduras blancas que camina sobre las aguas al escuchar los lamentos de Kazanian no hace más que bañarse con la sangre del mortal. En la laguna del Central Park emana el Albedo. Ahora el alma está en la superficie como un cisne que se mueve sobre el agua. La segunda etapa comienza y el caos se hace más presente, la figura del salvador ya no existe.

… La tercera clave está en la suela de tus zapatos, ahí está la tercera clave…

Solo nos falta ese elemento sutil, incorruptible e inalterable, con el que estarían formados el cielo y los astros. El mismo que emana un olor nauseabundo, el que siente Sara, el mismo que derrota a Mark entre los laberintos del edificio. La primera clave, el quinto elemento de nuestra transformación, el éter.

Palpitamos el fin, el caos se aproxima y el hombre se transforma. Todos los que lo intentan detener no lo consiguen. Mark llega al área con construcciones gótico medievales, encontrándose en el mismo infierno, encarando finalmente a la Madre de las Tinieblas. Ahí ella nos recuerda el cine de Méliès, donde una sola posición de cámara y unos cuantos efectos especiales nos introducían a lo fantástico, recordándonos que no es magia lo que presenciamos sino un nuevo arte; el que, como la misma menciona, sufrió y sufrirá cambios, convirtiéndolo en el cine que hoy conocemos y que amamos. El espejo simboliza todo ese autoconocimiento que incorporó Mark, como también el encuentro con la propia identidad. Reunificando todos los componentes (solve et coagula), el romántico logra llegar al final.

La muerte se manifiesta y lo anhelado se vuelve realidad. Él escapa desorientado, pero con el poder en sus manos. La gran arquitectura se envuelve en una flor roja que deja atrapada a la perversa hermana. Mark renace de las tinieblas cual ave fénix; es el hombre perfecto. Resucitando de las cenizas consiguiendo la piedra filosofal, completando un trabajo cíclico cual uróboro acabando con el proceso de transmutación, que nos deleita con ese último plano de Mark que, aún asustado, se voltea mirando el caos que generó al tratar de conseguir el polvo de proyección.

… yo construí sus horribles casas, depósitos de asquerosos secretos. Esas así llamadas madres son en realidad perversas madrastras, incapaces de crear vida, infames hermanas engendradas en el…

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