No te metas con The Zec…
Cuando ya parecía que íbamos a tener que seguir sufriendo más y más secuelas, y remakes y precuelas, y orígenes de los mismos personajes de siempre, explotados, reformularizados a más no poder, a Tom Cruise se le ocurrió buscar alguno que todavía no haya sido adaptado al cine. Por supuesto que la tarea no es tan fácil como parece. Habiendo tantos modelos de espías, agentes secretos, detectives privados sueltos por ahí, siempre se cae en la comparación facilista. ¿Qué puede aportar un nuevo personaje a la pantalla grande? ¿Qué puede aportar Jack Reacher acaso? La respuesta es poco y nada en realidad. O quizás no sea tanto la culpa del personaje creado por el autor Lee Child, sino la visión de Christopher McQuarrie, que podría haber sido un poco más original, o posiblemente que Tom Cruise no haya adaptado la película para su potencial exhibición física, sus habituales tics y su aburrido carisma.
Vale decir que al menos, esta vez, decidieron erradicar cualquier atisbo de romanticismo. A pesar de que el personaje resulta “seductor” para todas la mujeres que pasan a su lado – sin duda, el punto más inverosímil de la adaptación, Cruise ya tiene 51 años, no está para rodearse de pendejas de 20 – el personaje es frío y calculador. Un Sherlock Holmes de la policía militar. No está mal. Es inteligente, astuto, preparado físicamente para el combate cuerpo a cuerpo. Si Robert Downey Jr. no hubiese interpretado al personaje de Conan Doyle, hubiese sido mejor elección posiblemente.
El argumento del film, la trama, no se aleja demasiado de un misterio que podría pertenecer a alguna serie policial de moda como NCIS, que justamente tiene como protagonistas a agentes paramilitares. Sin embargo, Christopher McQuarrie logran deslizar sutilmente – al menos en los primeros minutos – una crítica a la pena de muerte, el fanatismo armamentista y la violencia civil estadounidense especialmente entre el círculo militar y veteranos de guerra. Nada novedoso. Se ha mostrado bastante en los últimos diez años, pero McQuarrie decide que queden como subtextos de una trama en donde también quedan sin demasiado explicitar las relaciones entre las constructoras multinacionales corruptas y el ejército estadounidense. Toda esta trama está minimalizada a lo esencial. Lo cuál habla muy bien de McQuarrie como guionista. Ahora bien, sí es redundante la explicación del modus operandi mental de Reacher para resolver misterios. Si algunos critican a Nolan a la hora de explicar sus películas, McQuarrie es todavía más explícito aún. ¿Dónde quedó la sutileza y la sencillez narrativa de Los Sospechosos de Siempre o Valkiria? – ambos guiones originales – ¿hay que darle mérito a Bryan Singer?
Igualmente, el director tiene un excelente antecedente llamado Al Calor de las Armas, un film de gángsters bastante original con una buena dosis de humor negro. A Jack Reacher, el humor no le falta, y muchas escenas que podrían haberse cortado en la edición final porque no aportan demasiado al argumento se sostienen por el humor. Al mismo tiempo, McQuarrie sorprende con la ejecución de una escena de persecución que remite directamente – quizás por el planeamiento de las calles y la elección del Camaro como punto de vista – a las persecuciones de Bullit. Claro, que McQuarrie no tiene la audacia para filmar en calles reales como lo hacía Peter Yates, y Tom Cruise no tiene ese mirada potente que tenía Steve McQueen. Pero el intento vale la pena.
Pero sin duda, si esta primera adaptación de Jack Reacher – Lee Child escribió hasta ahora 17 novelas con el personaje – logra trascender un poco, no es por ninguno de los elementos descriptos previamente, ya que a fin de cuentas es un thriller común y corriente bastante cuidado estéticamente – mérito de Caleb Deschanel, el director de fotografía – sino por tener un villano tan sombrío y oscuro como su protagonista. Tanto Reacher como The Zec son personajes de los que sabemos muy poco. Ni siquiera sus nombres reales. Son solitarios, no les importa demasiado el prójimo sino cumplir con lo que se les pidió. La frialdad de The Zec es bienvenida aporta un aura misterioso al argumento. No están todas las respuestas servidas. Y vaya uno a saber como fue que McQuarrie convenció al mítico director de Fitzcarraldo, Werner Herzog para interpretar a este villano. Herzog no se esfuerza, no se inmuta, y de hecho, su forma de hablar remite directamente a la narración de sus documentales. No solamente porque tiene un timbre de voz único, sino por el tono y la ironía que le regala a The Zec.
El resto del elenco está en piloto automático. No hace falta a esta altura describir el naturalismo de Richard Jenkins o Robert Duvall. Cruise cuida un poco más sus muecas. Parece estar más cómodo con Reacher que con Ethan Hunt, y el personaje en sí es mucho más interesante. El problema es que McQuarrie no tiene todavía ese ingenio cinematográfico, esa creatividad visual para crear escenas memorables como la de los directores que realizaron Misión Imposible. Piensa mejor como guionista que como director.
Si bien, repito, no hay pretensión moralista o bajada de línea política obvia, hay un mensaje contradictorio acerca de la pena de muerte en el principio y en el final del film. Lo cuál demuestra que ambiguos siguen siendo los estadounidenses a la hora de castigar a sus criminales. Posiblemente no le hubiese venido mal a McQuarrie ver Into the Abyss, filmada por su villano, antes de terminar con la edición. Por lo demás es un film, que aún siendo prolongado y tener algunos lugares comunes, entretiene y no termina por ser producto engolosinado con la acción de alto riesgo, las explosiones o el CGI. Un thriller noventoso clásico. Que no se pida más. Y si extrañan las franquicias a fin de año regresa Jack… Ryan.
Por Rodolfo Weisskirch