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CRÍTICAS - CINE

La Chica del Dragón Tatuado, según Tomás Maito

Las alas del dragón (o como Fincher sabe hacer buen cine)

Stieg Larsson fue un periodista y escritor sueco, autor de la trilogía de novelas policíacas Millennium, el cual no tuvo la fortuna de disfrutar el éxito de sus libros, ya que fallece antes de ser publicado Los Hombres Que No Amaban A Las Mujeres, el primero de ellos.

Al alcanzar suma popularidad, como suele ocurrir, la novela tiene su adaptación cinematográfica en 2009 por parte de Niels Arden Oplev, compatriota de Larsson, quién compondría un interesante thriller. Unos años después llega la versión estadounidense: La Chica del Dragón Tatuado y la cuestión que uno puede preguntarse al saber de este nuevo film es si éste resulta necesario con lo reciente del anterior, pero la respuesta es David Fincher y por más de una razón.

La historia que narra como Mikael Blomkvist (Daniel Craig), un periodista difamado por acusar a un poderoso empresario, es contratado por Henrik Vanger (Christopher Plummer), un apoderado millonario que quiere resolver el misterio de su sobrina muerta hace cerca de cuarenta años. Para esto, el protagonista se traslada a una lejana isla en el interior dónde intenta resolver el acertijo, trabajo para el que cuenta con la ayuda de Lisbeth Salander (Rooney Mara), una joven hacker e investigadora con la que encuentran más de una clave.

Pero volviendo a lo anterior, se puede decir que a pesar de que Los Hombres Que No Amaban A Las Mujeres había tenido una digna adaptación con el trabajo de Oplev, Fincher hace de una convencional narración policial, un avasallante thriller que no deja respiro en sus más de dos horas y media. A parte de la genial dirección del realizador de Pecados Capitales, hay cuatro aspectos que hacen que este film que cuanta con casi los mismos temas y motivos que los del de 2009 sea sumamente superior y estos son: la fotografía, el montaje, la composición musical y, por supuesto, la actuación de Mara.

Todos los tópicos nombrados concatenan en que la acción dramática sea sumamente llevadera y por ende electrizante. La brillante fotografía de Jeff Cronenweth, quién compone un sitio realmente frío y tenebroso a través de tonos sepia que caracterizan al universo de Fincher, propone que en cada majestuoso plano se produzca un clima estremecedor.

Lo pictórico de la imagen será acompañado de dos brillantes aspectos: el montaje y la música. La edición de Kirk Baxter y Angus Wall es grandiosa, desde el principio en dónde en acciones paralelas se irán desarrollando a los personajes de Mikael y Lisbeth hasta el momento en que se conocen hay una constancia impecable, como las transiciones entre cada escena para concretar esplendorosas secuencias de suspenso. Pero para que todo esto funcione acorde al imponente desarrollo planteado por Fincher es vital el trabajo que realizaron en cada acorde Trent Reznor y Atticus Ross, que hacen con las melodías extradiegéticas un embudo al abismo en dónde ocurren los fuertes hechos y de cada imagen un híbrido impactante.

La actuación de Craig es muy convincente, pero sin dudas quién se destaca en La Chica del Dragón Tatuado es Mara, la joven actriz logra un gran protagónico adentrándose de gran manera en cada faceta de su personaje. Resulta muy destacado como Fincher, tanto para Lisbeth como para Mikael, crea dos seres siniestros, que a diferencia de los expuestos en el film de Oplev no tendrán problemas en lo que respecta a la moral o a sus vidas pasadas, pero a pesar de exponer comportamientos más extrovertidos y desacatados, estos se mostraran mucho más humanos y sentimentales.

Para concluir, no queda otra cosa que destacar lo bien que Fincher maneja los climas y el suspenso; como en El Club de la Pelea o Red Social, el realizador sabe muy bien como procesar el tiempo fílmico para que la narración sea indiscutible en sus puntos clave. A diferencia del film de Oplev, La Chica del Dragón Tatuado hace de los principales hechos nucleares una cadena de sucesos impactantes, a diferencia de la película sueca en dónde se daban demasiadas vueltas para llegar a cada hecho en cuestión. En fin, esta nueva adaptación es más que eso, deriva en una muy buena actualización de la novela de Larsson, a la que le explota todas sus posibilidades narrativas para hacer con tal historia una obra sólida y moderna en todos sus aspectos.

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