LA NUEVA FAMILIA
El pretexto es el cumpleaños 70 de un integrante de la pareja anfitriona, razón por la que llegarán invitados, casi todos acompañados, para la celebración íntima. El refinamiento visual impera en la decoración y la escenografía del lugar, ya pautada desde las tomas iniciales que incluyen a Marlon Brando en los años del tranvía deseado. En efecto, menos de una docena de personajes componen la trama de Luces azules, película que desde su concepción temática y formal articula su discurso desde el corazón del mundo gay, sus alegrías y tristezas, sus zonas inestables y sus recuerdos, el temor o la resignación por el paso del tiempo, su lenguaje directo y sin culpas, hasta los miedos que se disimulan bajo la coraza del desparpajo y la elocuencia.
El matrimonio mayor como huéspedes, la pareja de barbados ya canosos, la de jóvenes libres y hace poco establecida como tal, la de las chicas que informarán su relación en medio de la reunión. Y una excepción: un matrimonio hetero en plena crisis, o más que eso, con cierto rechazo visceral de uno a otro. A esos diez personajes se sumará uno nuevo (personificado ese gran actor llamado Osmar Nuñez), con su melancolía a cuestas y decidido a comunicar una noticia nada feliz.
Luces azules jamás esconde sus intenciones de transmitir un discurso que no escatima información pública y privada, referencias al pasado y anclaje en el presente, miradas y seducciones varias, algunas cuentas pendientes, momentos de felicidad y otros de emotiva melancolía. En este punto la película de Santa Ana (Yo adolescente; El puto inolvidable) tampoco escamotea su productividad formal desde una puesta en escena deudora del teatro, construida casi en su totalidad desde un espacio físico único, ideal para el lucimiento actoral, uno de los puntos fuertes de la película, que incluye el último trabajo de Claudio Da Passano.
Una nueva familia, un mundo diferente del que vivieron algunos de los personajes es lo que se afirma en más de una ocasión durante el desarrollo de la trama. Por ese motivo, un punto débil es la discusión que se tiene sobre lenguaje inclusivo, demasiado didáctica, rozando la obviedad.
Pero solo son algo más de cinco minutos, poco y nada frente a otros diálogos, relatos y monólogos (aquella avenida Santa Fe de los años 80; la novedad que trae el personaje de Nuñez; el contraste entre las “viejas” y “nuevas” parejas, las rencillas internas dentro de la casa, en especial, las que suceden la cocina), todo ello encorsetado desde una transparente dramaticidad que transmite un guión eficaz desde la palabra y el tono exacto que transfiere el clan actoral.
Por eso, cuando los personajes se despiden fuera de la casa de la pareja protagónica no se tiene la sensación de agobio por salir de un espacio casi único como transmisión del discurso. Al contrario: dan ganas de seguirlos durante el resto de la noche o ver qué pasará con ellos al día siguiente.
(Argentina, 2024)
Dirección: Lucas Santa Ana. Guion: Gustavo Pecoraro. Elenco: Ernesto Larrese, Claudio Da Passano, Osmar Núñez, Fernando Dente, Edgardo Moreira, Nicolás Di Pace. Producción: Daniel Chocrón. Duración: 100 minutos.
