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CRÍTICAS - CINE

Un Amor, según Tomás Maito

Cuando el pasado puede remover el presente

Como en Lluvia, cuando una mujer que había dejado a su marido se topa con un desconocido que entra a su auto, la realizadora Paula Hernández vuelve a profundizar en los encuentros inesperados. En Un Amor, su nuevo film, Bruno (Diego Peretti) recibirá la visita de Lisa (Elena Roger), una amiga de la infancia de cuando vivían en Victoria en Entre Ríos, lugar en dónde junto a Lalo (Luis Ziembrowski) compartirían un importante vínculo.

Basada en la novela Un Amor Para Toda La Vida de Sergio Bizzio, el film narrará la historia de un encuentro, el cual llevará a los recuerdos y al deseo de fuga de una monótona vida actual en la adultez, para volver a las inocentes épocas adolescentes.

La obra de Hernández presenta un progreso narrativo en la actualidad en dónde Bruno, ya casado, con hijos e instalado en Buenos Aires se encuentra con Lisa, quién había vuelto al país para participar en un congreso; a todo esto, Lalo sigue viviendo en Victoria, lugar a dónde ella quiere dirigirse para recordar viejas épocas. Paralelamente, se irán intercalando a través de flashbacks los momentos transcurridos cuando la joven se cruzaría por primera vez en el pueblo entrerriano en la vida de los dos muy buenos amigos.

El film irá tematizando la vida en el pueblo, la amistad, el amor, los celos y el abandono, de cómo la llegada y el posterior alejamiento de Lisa interfirió para siempre en las vidas de Bruno y Lalo, el primero enamorado de ella, aunque terminaría siendo novia del segundo.

En principio, Un Amor pareciera que plantea una narración transparente con la inocencia de los hechos que van aconteciendo, pero detrás de eso se encuentra una crítica social a lo que fue el nefasto proceso militar desencadenado en la década de 1970, manifestado a través de las constantes huidas de los padres de Lisa, los cuales pertenecían a un círculo intelectual.

La película esta bien desarrollada temporalmente en los cruces entre presente y pasado, pero si hay algo que se destaca por sobre los demás tópicos es la buena fotografía de Guillermo Nieto y el deleitante acompañamiento en la composición musical de Axel Krygier, ya que ambos aspectos resultan contundentes en el desarrollo de la acción dramática.

A pesar de pequeñas cursilerías que resultan innecesarias, se puede decir que Un Amor es un trabajo más que correcto, que aunque no posea la profundidad narrativa que manifestaba Lluvia, es un trabajo destacado que hace que Hernández siga desarrollando su progreso cinematográfico desde sus inicios con Herencia.

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