A Sala Llena

0
0
Subtotal: $0,00
No products in the cart.

CRÍTICAS - CINE

Un Método Peligroso, según Matías Orta

David Cronenberg es uno de los más grandes directores de cine vivos y en actividad. No es una afirmación caprichosa. Desde sus comienzos a fines de los ’60, casi en los ’70, y al igual que Steven Spielberg y Martin Scorsese, viene estrenando film personales, a veces no tan exitosos comercialmente, pero con un nivel de calidad por encima del de la mayoría de sus colegas. Un artista que, aunque no temió reinventarse a sí mismo, jamás dejó de ser fiel a sus preocupaciones temáticas.

¿Cuántos realizadores pueden jactarse de haber filmado obras maestras como Cuerpos Invadidos (título argentino de Videodrome), La Mosca, Pacto de Amor y Una Historia Violenta, entre otras? Además, sus películas son esperadas y adoradas por los freaks más deformes y por los intelectuales más cultos, curiosos privilegio que comparte con su tocayo Lynch y con cineastas orientales como Takashi Miike.

Tal como hiciera en Festín Desnudo y en Madame Butterfly, Cronenberg vuelve al cine de época en Un Método Peligroso.

Zurich (Suiza), a principios del siglo XX. El doctor Carl Jung (Michael Fassbender) recibe una nueva y joven paciente: Sabina Spielrein (Keira Knightley), una joven rusa de sólida formación académica. Con ella probará un inusual método ideado por su respetado colega Sigmund Freud: la cura por medio de la palabra, para llegar al origen del problema. El procedimiento funciona, y revela traumas infantiles relacionados a abuso sexual, probando que la teoría de Freud (que relaciona la sexualidad con trastornos emocionales) era cierta. Jung y Freud (Viggo Mortensen) intercambian cartas y comparten amistosos encuentros, en el que se discute la situación de Sabina, que, con el tiempo, y por sus conocimientos de psicoanálisis, se convertirá en la fiel colega de Carl. Pero todo cambiará con dos hechos cruciales: la aparición de Otto Gross (Vincent Cassel), un excéntrico doctor devoto de la poligamia, y una creciente atracción de Carl por Sabina, que los llevará a mantener una relación clandestina basada en el dolor y el placer.

La película se sirve de personajes y acontecimientos de la vida real, como la revolución del Psicoanálisis, para contar una historia de ficción. De hecho, ya existía una producción europea sobre el tema: Te Doy mi Alma, de 2002, centrada en Jung y Sabina.

Una vez más, Cronenberg toca los temas principales que caracterizan su obra desde sus comienzos, cuando filmaba películas de terror y ciencia-ficción repletas de asquerosidades, (películas que la patota intelectual desdeñaba antes de que D.C. hiciera Pacto de Amor): el cuerpo que se revela contra la mente, el sexo como catalizador, la autodestrucción. Jung se muestra en la sociedad como un hombre recto, educado, como un amoroso marido y padre. Pero deja de reprimirse y sucumbe a los encantos de Sabina y su predilección por el sadomasoquismo. Los impulsos son más fuertes que la razón, incluso para un profesional como él. De hecho, la estructura del film es similar a la de la dos veces mencionada Pacto…: dos hombres influidos decisivamente por una mujer, conformando un extraño ménaje a trois carnal e intelectual.

Michael Fassbender, el verdadero protagonista, sigue demostrando que todo género cinematográfico le sienta bien. Los diálogos entre Jung y Freud (un Viggo Mortensen cumplidor pero tampoco maravilloso como otras veces) son lo mejor del film. En sus escasa participación, Vincent Cassel se roba sus escenas y deja en claro que los personajes al límite son lo suyo. Pero la falla más grande pasa por Keira Knightley. Sobreactúa mucho y mal en los primeros minutos, y aunque luego deja de hacerlo (porque su personaje va mejorando) no está convincente y queda muy por debajo de sus compañeros de elenco.

Lejos de la dureza de otras de sus creaciones, con una impecable recreación los años previos a la Primera Guerra Mundial, David Cronenberg sale bien parado en Un Método Peligroso y demuestra que su película menos genial sigue siendo mejor que la de cualquiera de muchos directores.

Ahora, a esperar Cosmópolis.


[email protected]

 

 

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar...

Recibe las últimas novedades

Suscríbete a nuestro Newsletter