A Sala Llena

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CRÍTICAS

Veronica Condomí en NoAvestruz

Viernes por la noche…luego de una espera larga pero amena, en el café recepción de NOA, ingresamos a la sala donde se desarrolló el concierto. Cabe destacar que el lugar es como el living de casa. Dispone de cómodos sillones y almohadones y al fondo, unas gradas. Mientras se disfruta del espectáculo, el público puede solicitar a los encargados del bar algo para tomar y picar. Unos minutos más y aparece Verónica.

La cantante recién terminaba de dar un taller acerca de la voz y aparece radiante sobre el living-escenario. Se descalza y afloja su cuerpo para comenzar.

Se da comienzo al encuentro con el tema “Dos Corazones”. Canta Vero, sola, acompañada de una calimba.

Unos minutos después, se suma, al igual que el viernes anterior, el pianista Pablo Fraguela. Excelente y versátil músico al cual también tuve oportunidad de escuchar en el Quinteto de Tango “La Grela”.

Pablo acompaña a la solista desde el piano, la quena, la verdulera (pequeño acordeón) y con arreglos de voces.

De más está recordar la trayectoria y calidad vocal a la que nos tiene acostumbrados Condomí. Esta artista no deja lugar a dudas, en ningún momento, de que maneja su instrumento como quiere. La calidez de su voz colma el lugar y llega a los corazones.

Sabe cómo comunicarse, acercarse, conmover y cautivar al público presente. Siente el placer de cantar y todos sentimos placer al escucharla. Canta y lo hace con todo el cuerpo.

Al cantar también se acompaña con altura de varios instrumentos como la guitarra, el charango, el bombo. Claramente es una artista de categoría y bien ganado tiene el lugar en el ámbito folklórico y más allá de éste.

Condomí ha sabido renovarse, innovar, desafiar los límites y obstáculos, reinventarse y sumarse al trabajo musical de distintos artistas, y ha compartido escenario con grupos y solistas como “Arbolito”, Snajer, Guevara, Liliana Vitale, Rally Barrionuevo y muchos más.

El orden de los temas se fue dando casi naturalmente. No había nada demasiado estructurado ni planeado en el orden de los acontecimientos. Claro que el repertorio giró casi siempre en torno al folklore con zambas y chacareras como “La Nochera”, “La Fogosa” y “El Desconfiado” pero también hubo boleros (“Todavía no”), bossas, una hermosa versión de la baguala de M. Elena Walsh, “Juan Poquito”, un hermoso tema llamado “Tengo un pie en el aire” y, casi llegando al final de este ameno y cálido encuentro, una cumbia de Gilda ( “No me arrepiento de este amor”).

En todas las canciones, Fraguela acompañaba desde el instrumento que le tocara, mayormente el piano, aportando un toque de calidez, de color y completando sutil y musicalmente los temas que Condomí interpretaba. Se evidencia una hermosa conexión entre ellos.

Promediando el fin de un concierto de más de dos horas, se acerca como invitado el Topo Encinar. Este tucumano canta junto a Condomí una bella zamba de su autoría y luego interpreta otro de sus bellos temas acompañado de guitarra. Para ello cuenta toda la historia de Don Mercedes Yampa. El Topo trae parte del paisaje tucumano a la ciudad. Vientos de los cerros rondan en el auditorio.

Verónica se despide cantando una bella versión de la famosísima “Zamba de mi Esperanza”, haciendo alusión a que dicha zamba no le gustaba de pequeña (¡a mí tampoco!), pero demuestra que con una singular versión, esta canción, con profunda letra y excelente interpretación, puede seguir conmoviéndonos a pesar de estar tan trillada.

 

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