Cobertura exclusiva desde Cannes por Jose Luis De Lorenzo.
Martes 22 de mayo.
Cronenberg hijo sigue los pasos del padre. Un excelente film sobre el entrenamiento de mártires terroristas. Otro film sobre la emigración y una olvidable propuesta infantil e insoportable son los títulos que me ha dejado la jornada de hoy dentro del festival.
En Competencia:
Jagten (The Hunt), de Thomas Vinterberg
Según me comentaba un colega, algo que le molestó mucho de este film es la pasividad del maestro (Mads Mikkelsen), personaje principal, tras la aberrante experiencia que debe vivir al ser acusado de mantener contacto sexual con una alumna del jardín de infantes. Estamos ante una película intrigante y absorbente, en la que Vinterberg vuelve a tratar el tema del abuso en una sociedad danesa muy cerrada, que entrena a sus integrantes para la caza y celebra el “hacerse hombre” con una caminata por el bosque para matar y llevar de trofeo un venado.
Vinterberg no hace más que demostrar lo enferma que está la sociedad en su conjunto, señalando microscópicamente dónde puede radicar el origen de estos comportamientos. Moverse y decidir por los instintos, desechar el diálogo y creer lo que dicen los medios o, en este caso, el boca en boca, provocan terribles injusticias para aquellos que quedan marcados y deben padecer una condena errónea. La sociedad juzga ante la acusación antes de cualquier veredicto.
Sí, como comentaba el colega, la pasividad está presente; creo que la única razón de la tranquilidad de Lucas (Mikkelsen) es que piensa que la pesadilla va a terminar en cualquier momento. El film jamás plantea siquiera la culpabilidad del personaje; más bien recrea y se detiene en el entorno, los familiares que responden antes los malos momentos, la crueldad de los vecinos y en cómo una pequeña malinterpretación puede arruinar la vida de cualquier mortal.
Una grata sorpresa del festival.
UN CERTAIN REGARD
En Competencia:
Antiviral, de Brandon Cronenberg
De tal palo tal astilla…
Resulta que en el futuro las enfermedades de las estrellas son comercializables, los fans mueren por contraerlas y ya no se conforman con un autógrafo o una simple fotografía. Existen partes del cuerpo de las estrellas que queremos que se cultiven para poder ingerirlas y así asemejarnos aun más a ellas. El consumismo ya no solo es visual, se traduce en herpes, malformaciones, etc. Esta es la premisa de la ópera prima del hijo de David Cronenberg. Lo menciono porque, en este caso, padre e hijo no se diferencian tanto; el último se alimenta de lo que hizo su mentor y la trama de su film bien podría haber sido de una película de su padre.
Ahora, visualmente Antiviral está diseñada con fondos blancos por doquier, como en THX 1138 o El Cubo. La ciudad futurística no dista mucho arquitectónicamente de la actual. Para extraer, modificar e inyectar los virus se utiliza una maquinaria metálica.
Si, quizás es un poco temprano para que Cronenberg Junior quiera dejarnos un relato aleccionador sobre el fanatismo. Lo raro es que se parezca tanto a su padre en vez de diferenciarse de él (la constante utilización de la carne, lo orgánico, temas que fascinan a su padre).
Antiviral se queda lejos de lo que podría haber sido. Esperemos que David demuestre lo contrario esta semana con Cosmopolis.
Presencia de directores en sala: Claude Lelouch, Abbas Kiarostami, Roman Polanski, los hermanos Dardenne, David Cronenberg, Ken Loach, Olivier Assayas, Walter Salles
65º Anniversario:
Une Journée Particuliére, de Gilles Jacob, Samuel Faure
El robo de este festival. Film documental que registra los entretelones del origen y la realización de Chacun son Cínema, film integrado por 33 cortometrajes presentado para la 60° edición del festival. Con directores como Manoel de Olivera, Gus Van Sant, Michael Cimino, Roman Polanski, Claude Lelouch, Ken Loach, los hermanos Dardenne, Takeshi Kitano, Tsai Ming Liang, Theodoro Angelopoulos, Olivier Asssayas, Walter Salles, Jane Campion, David Cronenberg, Joel & Ethan Coen, Atom Egoyan…
Se recrean las cenas posteriores a la proyección del film, el photocall, la recepción a un banquete, todo bajo la narración de Gilles Jacob, presidente del Festival de Cannes, que cuenta sus inicios como proyectorista y su trayectoria hasta haberse convertido en la máxima autoridad de dicho certamen.
El film es frívolo y desatento; solo destaco las escenas extraídas de la conferencia de prensa en la que Roman Polanski cargó contra la prensa por las estúpidas preguntas que se realizaban, invitando a los demás realizadores a dejar el predio e ir a almorzar. Es la misma sensación que me dio al ver este film: ganas de retirarme y comer una baguette rápidamente para asistir a otra función.
