La película más esperada de los últimos cuatro años. El acontecimiento cinematográfico y cultural de 2012. El cierre de una de las trilogías más espectaculares de los últimos tiempos.
¿Está Batman: El Caballero de la Noche Asciende a la altura de tantas expectativas?
Ocho años después de lo ocurrido en el film anterior, Ciudad Gótica se encuentra en paz gracias a la Ley Dent, que permitió encerrar a los más peligrosos criminales. Por lo tanto, ya no se necesita de Batman, quien sigue siendo buscado por la justicia. Y Bruce Wayne (Christian Bale), el encargado de darle vida, ya no anda por ahí como un playboy: ahora vive recluido en su mansión, barbudo, apenas en contacto con Alfred (Michael Caine). Pero la tranquilidad no durará demasiado. En el subsuelo de la ciudad, amparado por gente poderosa, el enorme y siniestro Bane (Tom Hardy), lidera un ejército con fines devastadores. También aparece en escena Selina Kyle (Anne Hathaway), una ladrona profesional que juega para el equipo que más le convenga y gusta de vestir ropa negra ajustada y antifaz. “Se viene una tormenta, señor Wayne”, dice en una escena, y no se equivoca en nada. Batman deberá volver a la acción para salvar a Gótica. Pero antes, deberá superar uno de los más terribles obstáculos.
Y mejor no contar más para evitar spoilers.
Christopher Nolan sabía que se enfrentaba a un gran desafío. En Batman Inicia nos presentó su visión fresca e hiperrealista del clásico superhéroe de DC. La continuación, Batman: El Caballero de la Noche, no sólo superó a la primera parte: se convirtió en un clásico instantáneo, provocó que la Academia de Hollywood cambiara algunas reglas en cuanto a las nominaciones a los Oscar, y el Guasón (Heath Ledger en uno de sus papeles póstumos) escaló a lo más alto del ranking de villanos cinematográficos. Pero el director inglés, una vez más, está a la altura y tira toda la carne al asador. El resultado: un film apocalíptico, en el que la destrucción parece inevitable y los Buenos deben hacer lo que pueden.
Así como El Caballero de la Noche tenía más influencias de los policiales norteamericanos de los ’70, acá el tono es más cercano al de una película bélica. Abundan los disparos y las explosiones, y varias secuencias remiten a los campos de concentración nazis. Por supuesto, también están los momentos y los gadgets estilo James Bond, del que el realizador es fanático confeso.
Además, Nolan recurre a sus típicas vueltas de tuerca y varias sorpresas para potenciar el suspenso y mostrarnos el otro lado de varios personajes. Esta vez, algunos de esos recursos están algo tirados de los pelos y hay giros que no terminan de cuajar, además de que los 164 minutos por momentos se sienten. Pero nada de eso entorpece una narración imparable.
La película remite a los hechos que pasaron en la primera y segunda parte, sobre todo de Batman Inicia, ya que la historia se centra más en el atormentado Bruce Wayne, quien sufrirá un terrible revés del que deberá levantarse. Y es el tema central de esta historia: la caída y el ascenso (físico y/o moral) de Batman y de la mayoría de los personajes, incluso los villanos.
Christian Bale vuelve a lucirse un poco más y sigue demostrando que es el mejor Encapotado hasta la fecha. Además de pegar saltos y de golpear a los malosos, Bale pudo ahondar en el costado más introspectivo del mito. Como en las entregas anteriores, los veteranos dan cátedra: Gary Oldman, Morgan Freeman y, sobre todo, Michael Caine, que en pocas escenas logra conmovernos hasta las lágrimas. En cuanto a los nuevos del elenco, Marion Cotillard —la mujer más hermosa del mundo, sin dudas— le pone el cuerpo a Miranda Tate, quien reemplaza a Bruce en el mando de su empresa y lo ayuda a creer nuevamente en el amor. Joseph Gordon-Levitt encarna a Blake, un oficial de Policía devenido en mano derecha de Gordon y admirador del Hombre Murciélago. Juno Temple, como la “amiga” de Selina, es la única desaprovechada, ya que su personaje no tiene desarrollo. A la manera de Quentin Tarantino, Nolan también sabe devolver actores a los primeros planos; en este caso, Matthew Modine y Tom Conti, quien vuelve a interpretar un papel de presidiario en territorio hostil como en Merry Christmas Mr. Lawrence/Furyo, de Nagisa Oshima.
Los “Malos” de turno merecen un párrafo aparte. El talentoso Tom Hardy se consagra interpretando a Bane, una especie de Hannibal Lecter en el cuerpo de un luchador de catch; un extremista decidido a pulverizar Ciudad Gótica. Pese a que en un primer momento se pensó que no daba para el rol, Anne Hathaway sorprende como una Gatúbela sensual, peleadora y ambigua, capaz de pasarse varias veces de bando. Ninguno de los dos logra opacar al Guasón de Ledger (ni siquiera se lo menciona en el film), pero sus caracterizaciones siguen siendo estupendas.
Sin llegar a los niveles de perfección ni de incorrección política de su predecesora, Batman: El Caballero de la Noche Asciende es de lo más glorioso que nos dio el cada vez más pobre Hollywood moderno, confirma a Christopher Nolan como un gran director y visionario, y ¿cierra? genialmente una de las mejores trilogías del séptimo arte.