A Sala Llena

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CRÍTICAS

Bruno Arias en Casa del Bicentenario

Viernes 16 de Diciembre.

Sikus, quenacho y quena: Juan Pablo Alvarez.

Charango: Ramón Córdoba.

Bajo: Agustín Flores Muñóz

Percusión: Juanjo Bravo.

“5 siglos resistiendo, 5 siglos de coraje, manteniendo siempre la esencia”

Con exacta puntualidad, se presenta Bruno acompañado de su guitarra y su banda en el nuevo espacio de la Casa del Bicentenario, en el marco del homenaje a Mercedes Sosa “La voz de un pueblo”.

Con gente que llegaba después de su respectivo trabajo, algunos con  mate en mano, todos sentados en el piso (el lugar no permite estar parado), nos predisponemos a escuchar a Bruno y su banda. Esta vez en un espacio si se quiere más formal, con muy buen sonido y con poco y nada de baile. Cada artista debe adaptar su show al lugar donde se presenta, de modo que nos predispusimos a ubicarnos en un lugar y dejarnos llevar por los sonidos del norte.

Bruno Arias proviene de El Carmen, Provincia de Jujuy, y  desde el 2002 se ha hecho habitué de Buenos Aires coloreando la ciudad con ritmos de saya, bailecitos, carnavalitos, huaynos y tinkus (entre otros). En el 2004, tras el Festival de Cosquín, pega el gran salto y edita al poco tiempo su disco “Changuito Volador”, al cual le sigue “Aterrizaje” (2007).

Bruno viene adquiriendo experiencias a lo largo de todo el país hace varios años,  compartiendo escenario con grandes figuras del folklore pero también demostrando que él solito tiene “aguante” y sus composiciones son de aquellas para escuchar, pensar y guardar por siempre en el corazón, generando conciencia y deleitándonos con su bella voz y música. Se lo puede ver visitando cuanta peña haya  y en eventos socio-culturales demostrando su compromiso con las causas  de los pueblos originarios, fábricas recuperadas, etc…

El repertorio abarcó bellísimas versiones homenaje y temas de sus discos anteriores “Changuito Volador” (2005) y “Aterrizaje” (2007) y adelantos del próximo y esperado disco “Coya en la ciudad”

Luego de la saya “Caminantes” suenan sonidos típicos del altiplano, sonidos característicos de indudable procedencia, son creación del recientemente fallecido Ricardo Vilca, jujeño también,  con el clásico “Guanuqueando” y otro tema donde los vientos se lucen en manos de Juan Pablo Alvarez. Continúan dos temas en homenaje a la ya mencionada Mercedes Sosa, que tanta falta nos hace. Bruno mencionará su admiración y la emoción que ha sentido al cantar junto a ella antes de su fallecimiento. Realizará entonces hermosas versiones de “Aya Marcay Quilla” cantando junto a los vientos, y luego se sumará el resto de la banda. Le sigue “Alfosina y el mar”, que comienza con un arreglo instrumental y sobre el cual Bruno recitará bellas palabras.

Se viene el tema himno de todas las bandas de sikuris “5 Siglos Resistiendo”, interpretado con mucha fuerza y respeto, al grito de “Kayaya Pachamama!” y elevando los puños al sol.

Continúa la jornada con el tema “Changuito voz de Urpila”, editado junto a Peteco Carabajal en  su disco “Aterrizaje”, “Digo la Telesita” , chacarera acerca de una bailarina santiagueña “regadita con alcohol” junto a un cantor santafesino que generosamente Bruno invitará a  cantar junto a él, César Ayala.

Los tiempos son tiranos y el encuentro musical va llegando a su fin con “Coya en la ciudad”, bellísimo tema de Sergio Castro y Néstor Gea que cuestiona… “cada 12 de octubre, ¿qué festeja la gente?”.

Como siempre, Bruno y su banda de excelentísimos músicos y mucha sencillez,  reflejan un pedacito del norte de nuestro país. La calidad de los sonidos, la armonía sonora y el paisaje de cerros y quebradas que transmiten en el público, la sonrisa permanente y las ganas al hacer música,  generosidad, luminosidad, alegría y reflexión por nuestros antepasados y nuestra cultura, el baile y la alegría del carnaval convergen en un artista y una banda altamente recomendables siempre.

 

 

Coya en la ciudad.

Venderé la última tierrita de colores
Cansado de ser la diversión para turistas
Basta de socavones y de cosechas magras
Junto con la miseria dejo mi pacha mama
Llegaré a retiro y cambiaré mi idioma
Quichua de mis parientes de Iruya y Pozuelo
Seré un inmigrante que no tendrá memoria
A quien puede importarle de donde provengo
Mudaré mi poncho por ropa ciudadana
Y con tono porteño encontraré trabajo
Seré un albañil, seré un basurero
Tal vez una sirvienta sin pucarás ni lanas
Y desde mi villa al bar de los domingos
Y soplaré mi Sicus para saber que existo
mientras otro paisano chayando todo el suelo
Recordara su origen al frente de un espejo
La ciudad me duele cuando entona el himno
Por que en sus estrofas no encuentro a mis hermanos
Los mártires caídos por la tierra y la simiente
Y mis ojos puneños tan indios que no entienden
Cada doce de octubre que festeja la gente
Y mis ojos puneños tan indios que no entienden
Cada doce de octubre que festeja la gente

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