Los Davison: una típica familia rica conformada por una pareja y sus cuatro hijos, pero distanciada y dividida. ¿Qué mejor manera de reunirlos que festejando un aniversario que terminará bañado en sangre? Aubrey (Barbara Crampton) y Paul (Rob Moran) cumplen 36 años de casados y deciden pasar unos días en su gran finca de fin de semana. Crispian (AJ Bowen), Drake (Joe Swanberg), Felix (Nicholas Tucci) y Kelly (Margaret Laney) tienen personalidades tan distintas que pareciera que no podrán reconciliarse. Pero eso no importa: no llegarán a finalizar la primera cena juntos. Unos jóvenes con máscaras de animales comenzarán una masacre en la casa aparentemente sin causa alguna.
Hay que admitir algo, el guión no será extraordinario, pero hacia el final de la película se vuelve desopilante. Las situaciones que se generan a partir de la supervivencia son increíbles. Quién parecía ser una de las víctimas termina siendo la principal victimaria. Mientras los recurrentes acordes de suspenso que informan que algo terrible está por ocurrir, la comicidad se filtra como si nada.
Pero claro, hay una certeza: Cacería Macabra no pertenece al género de comedia. Promocionada como una película de terror, que genera suspenso, miedo, ansiedad, hasta repugnancia, la obra de Wingard está lejos de lograrlo. Hay un constante abuso de primeros planos, al punto de distraer, y el montaje no es lo más logrado. La música que acompaña al metraje es bastante obvia y aporta poco. Las actuaciones no son las mejores. De hecho, son los personajes y los hechos impensables los que traen el humor (claro está que fue algo buscado por el director). El problema es que llega sobre el final y no a lo largo de la película, así se sufre una especie de metamorfosis respecto al género que termina por confundir.
Wingard no logró momentos de tensión o suspenso. Puede que alguna que otra escena al principio, pero se diluye minuto a minuto. Todo empieza a ser muy obvio y predecible. Uno a uno los personajes van cayendo en las manos -o cuchillos- de estos extraños personajes. Cualquier objeto alrededor se convierte en una potencial arma de defensa. Igualmente, dejando de lado la comedia y el terror, hay una cosa perfectamente lograda: la morbosidad. En cierta forma recuerda a películas como Masacre en Texas o, en otra medida, a El Juego del Miedo y Destino final. Pareciera haber una necesidad extrema de salpicar la cámara con sangre sea como sea. Para quien le gusta eso, es la película ideal.
No es que Cacería Macabra sea una mala película. Sólo que no hay que ir a verla con expectativas de encontrarse con una película de terror, dado que así deja mucho que desear. Hay que ir a verla con la idea de que estamos ante una propuesta de humor negro con una morbosidad extrema. A pesar de que el largometraje quedó en un híbrido entre la comedia y lo patético, no se puede negar que, de una forma u otra, son 96 minutos de entretenimiento asegurado.
Por Fernanda García Arroyo