(Estados Unidos, 2013).
Dirección: Jeff Tremaine. Guión: Jeff Tremaine, Spike Jonze y Johnny Knoxville. Elenco: Johnny Knoxville y Jackson Nicoll. Producción: Derek Freda, Spike Jonze, Johnny Knoxville y Jeff Tremaine. Distribuidora: UIP. Duración: 92 minutos.
Un Jackass no tan Jackass.
La saga Jackass, ya sea en formato televisivo o cinematográfico, es algo peor que un placer culposo. Mirar Jackass es como mirar los restos de un accidente. Es morbo, un magnetismo incontrolable que supera la barrera de la propia resistencia moral y hace que mires aunque sepas que es una porquería. No se me ocurre otra explicación para la existencia de un programa protagonizado por una banda de imbéciles -que nadie se ofenda, esa es la traducción del título del programa- golpeándose los genitales con una maza, haciéndose mear por un zorrino en la caja de una furgoneta, introduciéndose objetos de diversos tamaños y formas en el cuerpo o tratando de matar de un infarto a un padre gordo a fuerza de bromas pesadas.
Es extraño lo de El Abuelo Sinvergüenza, porque en comparación con el resto de los productos Jackass, viene con un rebaje de dos o tres cambios. Ojo, el humor escatológico y los genitales de utilería siguen ahí, aparecen una y otra vez (colgando hasta las rodillas en un baile erótico, atrapados en una máquina de gaseosas o inexplicablemente sujetos a un gigantesco pez), y sin embargo no hay en este filme tanto desparpajo, tanta brutalidad a la hora de echarlos a la pantalla. Quizás sea por la presencia constante de un niño en la historia, quizás porque la idea de darle un marco narrativo a esta serie de sketches dejaba un poco afuera la necesidad de llenar de desenfreno y masoquismo a la película.
Johnny Knoxville interpreta a Irving -personaje del programa televisivo- quien acaba de enviudar y debe hacerse cargo de Billy (Jackson Nicoll) un niño de ocho años cuya madre va presa. El abuelo deberá atravesar el país con el niño para llevarlo con su horrible padre, que lo abandonó hace tiempo. Sobre ese ínfimo hilo narrativo se apoya esta suerte de road movie familiar en la que encajan una gran cantidad de sketches del sello Jackass.
Lo mejor de esta película es sin dudas la labor del simpático niño, imperturbable ante las barbaridades que suceden a su alrededor. La idea de no ofrecer situaciones aisladas, separadas por placas negras, sino amalgamarlas a una historia, por pequeña y vaga que sea, también funciona para darle “algo más” al producto, para volverlo “más película”. Y en 90 minutos de situaciones cómicas, supuestamente filmadas con cámaras ocultas –en los créditos vemos a diversos personajes enterarse de esto y sorprenderse, aunque difícilmente las cámaras ocultas superen el 10% de lo que se ve en pantalla-, hay chistes viejísimos (¿la torre de copas de la boda? ¿En serio?), muchos elementos robados de Pequeña Miss Sunshine y algún que otro momento sorpresivo que divierte de verdad.
El Abuelo Sinvergüenza es una película que si bien está hecha para los fanáticos de Jackass, puede llegar a defraudarlos por sacar un poco el pie del acelerador. Al mismo tiempo, es posible que divierta a más de un detractor del programa al ofrecer un producto mínimamente aggiornado para la gran pantalla y menos violento de lo que se podría esperar.
Por Juan Ferré