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DOSSIER

El Ayuno de Dennis Smith y las paradojas de la “industria del cine nacional”

 

Hace un par de semanas recibí una invitación para ver la película El Ayuno en el teatro El Camarín de las Musas. Me sorprendí un poco porque no sabía que todavía la seguían exhibiendo.

El film fue estrenado la última semana de Enero. La función de prensa, de hecho estaba anunciada para el día 24, para ser exactos, pero recuerdo, que como se superponía con otra película no pude ir a verla. Lamentablemente ningún miembro del staff de A Sala Llena pudo verla.

Por lo tanto, el hecho de que la siguieran exhibiendo significaba que había tenido una buena recepción por parte del público. Sorprendentemente, las pocas críticas recibidas habían sido bastantes laduatorias también.

El nombre de Dennis Smith no me era ajeno. Algún seguidor del sitio, podrá relacionarlo con la obra musical Fascinario, que también se exhibió en El Camarin de las Musas. Es verdad. Se podría decir que su nombre saltó a la fama cuando fue finalista de Latin American Idol. La carrera de Smith, además se remonta a múltiples obras teatrales, participaciones tanto como actor y/o cantante en programas y telenovelas televisivas.

Sin embargo, mi recuerdo de Smith se remonta al año 2003, cuando estaba preparando mi primer cortometraje para la facultad. Etapa de casting. Este joven entusiasta fue el último en presentarse en el día. Si bien no era lo que tenía en mente para el personaje, me sorprendió su energía y compenetración. No voy a ser hipócrita y decir que me arrepiento de no haberlo elegido porque ahora es conocido. Cuando uno selecciona un actor es en función a un personaje. Si fuera al revés no sería necesario hacer un casting. Mi decisión en ese momento fue adecuada y punto. Pero admito que el nombre de Smith no pasó desapercibido.

Antes de ver El Ayuno tenía ciertas reservas. Había leído que se trataba de una cruza de géneros, teatrales y cinematográficos, que era una comedia liviana… Esto no ayudaba a crear buenas expectativas.

Lo cierto es que quedé gratamente sorprendido cuando vi, que después de dos meses, la sala B de El Camarín… se llenaba completamente. La mayoría de las películas nacionales estrenadas comercialmente vía subsidio del INCAA no logran lo mismo y duran, lamentablemente apenas dos semanas en cartel.

Esto me confirmó una vez más, que estrenar fuera del circuito INCAA, hoy en día es más redituable que estrenar dentro. Lo demostró numerosas veces Mariano Llinás. Su última película, Historias Extraordinarias estuvo un año en cartel a sala llena. Río Arriba, sumiso documental de Ulises de la Orden, estuvo casi un año y medio. Cada vez que Lisandro Alonso estrenó una película en la Sala Lugones del Teatro San Martín, llenó cada función.

¿No hay lugar para el cine de autor en Argentina o será que los circuitos comerciales no funcionan?

El guión de El Ayuno contó con el apoyo de el Fondo Nacional de las Artes, y resultó ganador en el Festival de Cine con Vecinos de Saladillo. Como ya escribí en otra oportunidad, Fabio Junco y Julio Midú crearon una verdadera industria en dicha localidad bonaerense y el Festival es uno de los más buscados por los verdaderos cineastas independientes argentinos para exhibir sus obras. Por lo tanto, dicha distinción no se da a cualquiera.

Según la gacetilla de prensa, el film solo costó $11.500. Grabado con una cámara digital, Smith puso todo su esfuerzo en los actores y el guión. ¿Hace falta realmente mucho más para crear una buena obra? Es verdad que lo visual impacta pero es solo un agregado, para hacer que la narración sea más “llamativa”. Lo que el público verdaderamente quiere es que le cuenten una buena historia.

Y en ese sentido, El Ayuno cumple con creces.

Si bien es palpable que hubo mucho ensayo detrás, no se la puede llamar “teatral”. Su historia me remitió un poco a la ópera prima de Ana Katz, El Juego de la Silla. En ella, una madre con tres hijas, reciben al hermano mayor que viene a visitarlas por un día, antes de volver a Canadá. En este lapso de tiempo, se analizan con humor negro las relaciones familiares. Con mucho patetismo, Katz creaba una simpática comedia que le auguraba un gran futuro en la industria nacional.

En El Ayuno pasa algo similar, pero el universo de los personajes está mucho más profundizado. De liviana, tiene muy poco, y de comedia mucho menos.

La familia Vacío, está integrada por Cristina, sus hijas Mora y Johanna, y sus primas, Virginia, Maia y Romina (que está rodando una telenovela), más Tati, la madre de ellas. Todas esperan la llegada de Romina y de la abuela, que viene de Entre Ríos. En el lapso de tiempo que dura la espera, saldrán a la luz, los secretos que cada una ocultan. Con humor, sequedad o solemnidad se irán cayendo las máscaras de este universo femenino, cuyo retrato no difiere demasiado al que Rodrigo García o Rebecca Miller, le dan a las protagonistas de sus obras (ver Con Solo Mirarte, Nueve Vidas, Amor de Madres o Intimidades). Smith le da un tono film coral, donde ninguna de ellas asume un rol protagónico. Cuestionamientos sobre la confianza en la pareja y principalmente la relación madre-hija, son los ejes de la obra.

En este sentido, teniendo en cuenta que la mayor parte de la obra sucede dentro de la casa, con los mismos personajes es que se puede ver al film como teatral, pero Smith logra una puesta en escena sólida, con encuadres simétricos, bien pensados. No hay planos azarosos. Sin embargo, lo que más le interesa a Smith, es que la narración sea dinámica y fluida. Por lo tanto, quizás el mayor “pecado” que comete es hacer un montaje demasiado rítmico. Hay hermosos planos fijos que son interrumpidos por innecesarios inserts, un armado demasiado pensado de las escenas que debería aprovechar mejor, el montaje interno de la misma. Pero la puesta en escena es precisa y funcional.

En 78 minutos el habanico de personalidades está bien delineados. Cada uno de ellos es verosimil y crea empatía en el espectador. Son humanos. Y la elección de los intérpretes es fundamental para que esto funcione. Algunas, se acerca más a la comedia (brillante Cristina Dramisino), otras al drama (Mora Recalde, Maia Muravchik, Tati Di Gaetano) y ninguna de ella desentona. Quizás a Virginia Smith, Lourdes Invierno y Johanna Zambón les cuesta un poco más encontrar el tono preciso, sus actuaciones resultan un poco más forzadas. Pero el conjunto en sí, funciona armoniosamente. Hay química, y la relación entre todas es palpable. Los dramas internos de cada personaje, son universales y a la vez vívidos. Los diálogos no suenan discursivos ni demasiado dramáticos (una falla bastante común en el cine argentino), y si bien, no se pueden evitar los momentos sentimentaloides, Smith encuentra en el humor, un agradable refugio para escapar cuando una situación se vuelve demasiado solemne. La forma en que resuelve el final, es meritorio. No se deja tentar por el melodrama y convierte lo trágico en simpático.

Honesta en sus pretensiones, El Ayuno es original en su concepción, sencilla, pero profunda en su realización. Posiblemente faltaría afinar algunos detalles de la post producción (continuidad lumínica y sonora, eliminación de algunos planos, menor presencia musical de fondo o quizás que algunas escenas dramáticas no tengan una banda sonora tan “alegre” para la ocasión).

Lo que sí no caben dudas, es que esta película podría llegar a ser mucho mejor representante nacional en festivales de cine internacionales de lo que se suele mandar, que su guión es mucho más sólido que la mayoría de los que son aprobados por el Instituto de Cinematografía Nacional y que merece mayor difusión de la que tiene.

Durante la función la recepción del público fue fantástica. Risas y emociones variadas. Esa es la mayor aprobación que un cineasta puede tener acaso. Que su obra GUSTE en serio. No por su presupuesto, no por tener intérpretes de renombre, sino porque conmueve y llegue al espectador.

Perseverancia es lo que distingue a Smith, aquel joven actor que “rechacé” en un casting, y hoy en día sorprende no solo como cantante, sino también como guionista y realizador. Felicitaciones.

Una vez más el circuito de cine alternativo de Buenos Aires ofrece una obra que supera la convenciones, reglas y leyes. El verdadero cine independiente no se exhibe en el BAFICI, sino en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960), los domingos a las 20:30 Hs.

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