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CRÍTICAS - CINE

El Hombre de Acero, según Matías Orta

En 1978, cuarenta años después de su nacimiento en Action Comics, el más grande de los superhéroes llegó a la pantalla grande. Superman: la Película cautivó a niños y adultos, catapultó a Richard Donner como director, consagró a Christopher Reeve como al Hijo de Kriptón , marcó el camino a seguir a las futuras superproducciones basadas en historietas, y generó tres secuelas y hasta un spin-off, Supergirl, en 1984. Luego hubo años de intentos, como el fallido proyecto de fines de los ’90, con Tim Burton como director, Kevin Smith en el rol de guionista y protagonizado por Nicolas Cage. La debacle de aquella empresa ya es legendaria, y Smith la cuenta muy bien en uno de sus monólogos que se pueden encontrar en la web.

Hasta que Bryan Singer se despachó con Superman Regresa. Estrenada en 2006, la película funcionaba como una secuela de las películas con Reeve. Dado el antecedente de Singer con los films de X-Men, pintaba para lo mejor, pero no fue así: la idea de continuar con las originales era atractiva en la teoría pero resultó fallida en la práctica. Brandon Routh no le llegaba ni a los talones a Reeve y su química con Kate Bosworth era casi nula (y eso que se trataba de una historia más basada en los sentimientos que en la acción). Ni siquiera Kevin Spacey como Lex Luthor conseguía salvar aquella acumulación de malas decisiones. Era preciso reinventar a Superman. Tarea nada sencilla: a diferencia de Batman, que pedía a gritos una revisión luego de lo perpetrado por Joel Schumacher, el trabajo de Donner, Reeve y compañía seguía siendo poderoso. Hasta que apareció un experto en resucitar mitos contemporáneos del noveno arte: Christopher Nolan. A diferencia de la trilogía del Caballero Oscuro, el director británico esta vez se reservó el rol de productor y creador del nuevo concepto del personaje. Para dar órdenes, convocó a un cineasta igual de aclamado y discutido: Zack Snyder. Nolan, Snyder, un casting acertado… Nada podía salir mal. De hecho, todo salió genialmente.

El Hombre de Acero es la historia de un forastero en tierra extraña. Clark Kent (Henry Cavill), vaga de un lado a otro, intentando que su presencia pase inadvertida, en busca de la respuesta a los increíbles poderes que tiene desde pequeño. Pronto descubrirá que su verdadero nombre es Kal-El y es el sobreviviente del extinto planeta Kryptón. O casi el único: no tarda en aparecer el General Zod (Michael Shannon), quien planea refundar Kryptón en la mismísima Tierra. Pero Clark/Kal, vestido con el mítico traje con la capa roja, estará dispuesto a defender al planeta que ahora considera su hogar, pese a que el Ejército norteamericano lo mira de reojo. Aunque Superman no es Batman, el tono difiere del de las viejas películas (que era naif y amigable) y, como era de esperarse, ahora la búsqueda pasa por lograr un estilo lo más realista posible. El drama está en perfecto equilibrio con la espectacularidad, y la historia es compleja sin llegar a ser oscura. Las explicaciones científicas y el grado de verosimilitud la acercan más a una película de ciencia-ficción que al típico film de superhéroes. En ese sentido, se nota la influencia de Sector 9 y de El Protegido, el mejor trabajo de M. Night Shyamalan, pero las referencias son varias y distintas: La Guerra de las Galaxias, Avatar, La Guerra de los Mundo y hasta La Biblia, ya que la película incluye referencias a la religión católica, la fe y a la figura de un Mesías (una visión que, en realidad, viene con Superman desde sus comienzos).

Snyder vuelve a demostrar que puede crear persecuciones y peleas épicas, y esta vez sin recurrir a sus característicos efectos de ralentí. Superman nunca voló ni peleó tanto como en este film, y cada secuencia de combate es un acontecimiento en sí mismo. Destrucción a granel, pero sin llegar a los inentendibles y delirantes niveles de Transformers. En cuanto a la música, jamas podremos olvidar la majuestuosa composición de John Williams que le terminaba de dar identidad a la película de Donner. Pero la nueva banda sonora, a cargo de Hans Zimmer, logra cautivar con su fuerza, conecta con el espectador y está entre lo mejor de su carrera. Henry Cavill vuela al estrellato con su estupenda interpretación de Clark/Kal. Sin opacar al inolvidable Christopher Reeve, logra hacer suyo su personaje, a fuerza de carisma y de una interpretación a veces introspectiva, a veces física y aguerrida. Pese a que sigue siendo un extraterrestre, este es el Superman más humano hasta la fecha. Otros personajes de esta mitología también dicen presente, y en versiones renovadas. Lois Lane ahora está encarnada por Amy Adams, y el resultado no es una chica en apuros sino una guerrera capaz de jugarse entera por quienes ama. Lawrence Fishbourne impone su presencia como Perry White, el director del Daily Planet. Y aunque ahora no hay un Jimmy Olsen en la redacción, Michael Kelly cumple un papel similar. El excelente Michael Shannon se luce como el temible General Zod, quien en realidad quiere lo mejor para su pueblo, aunque eso signifique exterminar a quienes se le opongan. Este rol fue ocupado por Terence Stamp en Superman y Superman II, pero ahora se ve como un militar intergaláctico aún más creíble y feroz. Su lugarteniente, la poco conocida alemana Antje Traue, quien es Faora, tan bella como letal.

Los padres merecen un párrafo aparte. Por un lado, los progenitores. Russell Crowe interpreta a Jor-El, padre de Kal y científico de Kryptón, capaz de proteger a su hijo incluso después de muerto; a diferencia de la cotizada caracterización de Marlon Brando en el ’78, este nuevo Jor-El es más participativo y crucial en determinadas escenas. En cuanto a Lara, la madre de Superman, el papel recae en la israelí Ayelet Zurer, correcta en las secuencias de dramatismo. Pero si se trata de las escenas más emotivas, las palmas van para Kevin Costner y Diane Lane como los padres adoptivos del protagonista. Costner, quien aparece en flashbacks de la juventud de Clark, conmueve en cada una de sus intervenciones, y Diane se conserva muy bien pese a la edad y el maquillaje. El Hombre de Acero es la película de Superman más esperada, y una promesa cumplida con creces. Nolan y Snyder, ahora juntos, continúan demostrando que en Hollywood todavía es posible filmar tanques multimillonarios que también signifiquen algo para el público. Ahora queda esperar la secuela (confirmada, también dirigida por Snyder), que podría tener como villano a Lex Luthor —hay una referencia al calvo personaje durante una pelea— y la largamente esperada película de La Liga de la Justicia. Por lo pronto, ahora sabemos que Superman está en muy buenas manos.

calificacion_5

Por Matías Orta

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