El delicado sonido de la caída.
La belleza de las buenas historias siempre se encuentra en los pequeños detalles que construyen un gran cuadro, en la búsqueda del punto justo que expresa un concepto y en las actuaciones atrapantes que hipnotizan, generando una obra de arte que en raras oportunidades captan la esencia de una época expresando cuestiones universales. Escándalo Americano (American Hustle, 2013), el último film del excelente y meticuloso director y guionista David O. Russell (The Fighter, 2010; Silver Linings Playbook, 2012), narra los pormenores de una operación del FBI contra varios políticos de Nueva Jersey basándose en una operación policial real de fines de los años setenta y principios de los ochenta.
Durante los años setenta, Estados Unidos sufrió una serie de trastornos que comenzaron con el WaterGate y la renuncia de Nixon y se agudizaron con la crisis del petróleo, la derrota en Vietnam y la subsecuente crisis económica causada por el déficit presupuestario. En este contexto, Irving Rosenfeld (Christian Bale), dueño de una cadena de tintorerías, infeliz esposo de la hermosa, depresiva, inestable y bipolar, Rosalyn (Jennifer Lawrence), y estafador de obras de arte menores, decide aumentar su exposición estafando a una serie de pequeños burgueses acuciados por los pagos a crédito (una de las bases del sistema de consumo de la economía norteamericana) a partir de cobrarles una comisión por ofrecerles la posibilidad de aplicar a pequeños prestamos con bancos extranjeros que -por supuesto- nunca llegan a materializarse.
Tras entablar una sociedad comercial y amorosa con Sydney (Amy Adams), una seductora empleada de la revista Cosmopolitan siempre lista para reinventar su vida, cansada de la falsedad de la mascaras de la hipocresía social y laboral de su ambiente; el negocio de estafas de Irving crece a niveles exponenciales debido a la habilidad de la chica para atraer clientes desesperados a la ilegal telaraña. La intervención de Richard DiMaso (Bradley Cooper), un ambicioso agente del FBI, que busca utilizarlos para realizar una compleja operación para atrapar al alcalde de Nueva Jersey, Carmine Polito (Jeremy Renner), derrumba el idilio de la pareja y los sume en una pesadilla de la que no encuentran escapatoria.
La historia relata uno de los puntos de quiebre del sueño americano, sueño siempre presente en los Estados Unidos a través de la ficción del ascenso social y la reinvención de sí mismo, y en este caso, en un contexto de crisis en el cual la inteligencia y la astucia están puestas en la necesidad de sobrevivir a costa de los demás. Las circunstancias adversas, e incluso límites, en la que los personajes se ven envueltos los lleva a desarrollar acciones y estrategias poco convencionales, sagaces y de gran riesgo para escapar de estos círculos viciosos en los cuales se ven atrapados. El sueño americano se devela como una gran pesadilla en la cual todos buscan el éxito a costa de la utilización del prójimo y la amistad tiene como contracara la traición en su horizonte.
Escándalo Americano despliega el sueño americano como un gran fraude en el cual todo se derrumba en un mundo sin perspectivas. Lo hilarante y lo patético se confunden en medidas justas para consolidar una adictiva sensación dulce y amarga, con un leve hedor a podrido, como el esmalte suizo de Rosalyn. Cada escena de este fraude es parte de un rompecabezas que se expande como metáfora de algo universal que nos atañe y nos interpela. La cultura del atajo y de la estafa siempre conduce hacia una larga caída en la que solo perdura el eco de la ilusión de la grandeza pasada como recuerdo lejano.
Por Martín Chiavarino