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CRÍTICAS - CINE

Heredero del Diablo (Devil’s Due)

(Estados Unidos, 2014)

Dirección: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. Guión: Lindsay Devlin. Elenco: Zach Gilford, Allison Miller, Colin Walker, Catherine Kresge, Sam Anderson, Roger Payano. Producción: John Davis. Distribuidora: Fox. Duración: 89 minutos.

¡Qué viva el género!

La cuarta proposición sobre el género afirma lo siguiente: “La vida social del género supone la vigencia de fenómenos metadiscursivos permanentes y contemporáneos”. Difícilmente los directores de este filme, Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, hayan leído alguna vez a Oscar Steimberg. Pero de lo que sí estamos seguros es que conocen bien el significado de ese concepto ya que Heredero del Diablo (Devil’s Due, 2014) responde a todas las reglas de ese siempre tentador catálogo de recursos estructurales que nos acompañan desde hace años.

“Ya le dije que yo no lo hice”, son las primeras palabras de un tal Zach McCall (Zach Gilford), un hombre conmocionado, dolorido y que parece haber salido de un enfrentamiento armado, mientras responde preguntas a los policías promediando las 3 de la mañana, la hora preferida por el Diablo y todos sus colaboradores al momento de realizar sus maléficas acciones. Lo esencial entonces a partir de ese momento será saber qué fue lo que Zach dice no haber hecho. El título mismo de la película no nos deja mucho para imaginar. Pero no hay que rendirse, el camino que deciden emprender los directores para contar la historia no es para nada despreciable. Y si tenemos en cuenta su trabajo anterior en Las Crónicas del Miedo (V/H/S, 2012), no podemos hacer otra cosa que darles crédito nuevamente.

Heredero del Diablo nos muestra a una joven pareja que contrae casamiento y para celebrarlo pasan su luna de miel en la bella ciudad de Santo Domingo. La última noche, y luego de una frustrante (y profética) visita a una psíquica anciana, experta en lectura de manos, conocen a un taxista que los invita a pasar unas horas de diversión en una disco de la cual no tendrán recuerdo al día siguiente. Al regresar a su nuevo hogar para comenzar la vida en matrimonio, descubren con sorpresa que Samanta (Allison Miller) está esperando un bebé a pesar de haber tomado las medidas precautorias. Pronto el embarazo comienza a ser caótico, extraño y la personalidad y carácter de ella irán modificándose a medida que pasen los días.

Pareja joven recién casada, embarazo y cámara en mano. La combinación de estos tres recursos garantiza mantener atrapada la atención del espectador, aunque también ayudan algunos sobresaltos y sustos repentinos. Y aunque muchas veces habrá que recordar el título de la cinta para no confundirse y pensar que en realidad se está observando Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007), a decir verdad Heredero del Diablo es un tanto mejor que las últimas secuelas de aquella paradigmática película. Una buena elección de los directores consistió en no hacer pasar por las típicas deformaciones físicas a la madre afectada por la posesión demoníaca. Por el contrario, se centran fundamentalmente en sus alteraciones emocionales y en el deterioro gradual de la relación de pareja (el Diablo vive con ellos).

Podría llegar a ocurrir que al encontrarse con esta película en cartel se piense “ya intuyo lo que nos espera” y se decida no verla, pero hay que ser más cautos. Las malas experiencias siempre van a estar presentes aunque eso no quiere decir que necesariamente la obra en cuestión no vaya a ser buena en términos generales. Ya se le han dado muchas oportunidades al género y a la larga resultaron gratificantes, siempre habrá lugar para confiarle una más…

calificacion_3

Por Darío Cáceres

 

El subgénero del apócrifo found footage se consolidó por dos simples razones financieras: es barato y recaudador. Muchas veces se nombra a El Proyecto Blair Witch como la película nodriza que alimentó y envalentonó a los subsiguientes experimentos de cámara en mano, pero los mondo films ya tenían el germen de este subgénero. Y la película que marcó definitivamente el rumbo fue U.F.O. Abduction (o The McPherson Tape) en 1989, luego reversionada por el mismo director como Alien Abduction: Incident in Lake County (gastada en el canal Cinemax a fines de la década del 90).

De todos modos, La Bruja de Blair sí fue pionera en algo: hizo toneladas de guita. Un presupuesto acotadísimo y una recaudación que superó los 200 millones en todo el mundo. Algo similar pasó con Actividad Paranormal, la verdadera madre de Heredero del Diablo. Entonces, el falso found se transformó en una nueva apuesta fácil del cine mainstream. Lejos de las controversias que podía generar un falso documental como Holocausto Caníbal o la confusión en los adolescentes nerds que generó Alien Abduction hace más de quince años, hoy una película de este subgénero rápidamente erosionado sólo puede sorprendernos favorablemente si nos ofrece una buena reinterpretación de lo ya hecho, si le aporta una visión personal a un género ya establecido.

Porque hasta en un cover hecho por la más insulsa banda de rock debe haber personalidad. Y eso es justamente lo que no tiene Heredero del Diablo. En este cover de Actividad Paranormal ni hay pasión. Porque no estamos criticando la poca originalidad ni el uso repetido de los tópicos (¿cuántos temas hay?), lo problemático (y problemático por aburrido, por no resignificar) es que vemos Devil’s Due y ya la vimos mejor contada. No hay ideas ni construcción de relato que nos conmuevan, sólo hay un mush up de obras contemporáneas -con planos directamente robados- y de viejas glorias como El Bebé de Rosemary.

Claro que estamos lejísimos del horror sutil de Polanski en su versión del hijo del diablo, como estamos lejísimos de sentir el terror que nos provocó. El efectismo berreta y el absurdo al que llega un horror técnico de pretendido realismo que infecta al cine fantástico, les dan la derecha a quienes critican al género desde la soberbia del aburrimiento. Heredero del Diablo nos vomita su anticristo como si fuésemos pajaritos esperando la comida de mamá, nos vende Pavlov por falta de ideas como si fuera la novedad del mercado y mete un final circular como el más novato del taller literario. Sólo espero que pronto llegue otro hijo del averno a darle vida al género.

calificacion_1

Por Ernesto Gerez

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