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CRÍTICAS - CINE

La Huésped (The Host)

La Huésped (The Host, Estados Unidos, 2013)

Dirección y Guión: Andrew Niccol. Elenco: Saoirse Ronan, Diane
Kruger, Phil Austin, Chandler Canterbury, William Hurt.
Producción: Stephenie Meyer, Paula Mae Schwartz, Steve Schwartz. Distribuidora: Alfa. Duración: 125 minutos.

Melanie
y Wanda, la primera es una chica miembro de la resistencia humana a una
invasión extraterrestre, donde vienen seres de otro planeta a ocupar los
cuerpos de hombres y mujeres y usarlos como propio, Wanda es quien ocupa el
cuerpo de Melanie cuando es atrapada. A partir de esa tensión, invasor/invadido
y los intereses de ambos, se va construyendo una historia de ciencia ficción y
romance, cuando Melanie guía su cuerpo ocupado por Wanda a la guarida de la
resistencia.

La Huésped trae a dos tipos de espectadores, primero los seguidores
de la autora Stephenie Meyer, quién fue catapultada a la fama por las novelas
de la saga de Crepúsculo, por el
otro a los seguidores del guionista y director del film, Andrew Niccol,
recordado por películas como Gattaca
y El Señor de la Guerra, o por haber
escrito el guión de The Truman Show.
Esta extraña dupla novelista-director/guionista nos trae una obra ecléctica que
bordea varios géneros sin meterse en ninguno.

Ante
todo hay que aclarar que si bien se tocan temas tradicionales y fundamentales
del cine de Niccol, La Huésped es
una obra de Meyer y no de Andrew. La ausencia del toque de Niccol se nota en lo
plano de los personajes, en lo mal construida que están las relaciones
románticas y en lo pobre de la construcción del mundo diegético, aspectos en
los cuales siempre se destacó su cine, aún en sus películas más flojas. Aceptar
la obra como creación de Meyer, nos permite aceptar las pocas cosas buenas que
tiene la película y analizarla pensando en el público objetivo, en lugar de
ubicarla dentro de la obra de Niccol.

Los
universos de Stephenie son simples. Los personajes son despojados de las
características que los hacen únicos y los reduce a elementos que se conjugan y
se mueven con la intención de forzar triángulos amorosos con poco atractivo más
allá de su pseudo imposibilidad. Lo triste de esto se evidencia en la paradoja
de despojar de humanidad a personajes que se debaten su propia condición de
humanos. Estos universos simplistas de alguna forma impactaron fuerte en un
sector adolescente. Hay que admitir que dicho sector se va a encontrar con lo
que espera, y va a salir satisfecho, no hay mucha vuelta que darle, tenemos una
chica-bonita-pero-no-tan-bonita que se debate por dos intereses románticos,
cada uno con su propia dificultad. Dejando de lado eso, que no hace la esencia
de la película, la obra es pobre. La villana carece de fuerza, es un personaje
unidimensional, sin encanto, ni presencia escénica. La heroína está fragmentada
en dos, y ninguna de las dos levanta vuelo. Saoirse Ronan es una gran actriz
joven, dotada de una ductilidad muy particular que le permite desenvolverse con
éxito en películas de distintos géneros, sin embargo ni ella logra remontar a
un dúo protagónico que a priori, podría haber sido increíblemente interesante.

Andrew
Niccol termina lejos de sus grandes obras, y sigue la línea de El Precio del Mañana. Obras con poco
vuelo, excesivamente obvias y simples, que lejos están de la magia de los
mundos que supo construir con anterioridad. De alguna forma pareciera tener
sentido la decisión de unirse a Stephenie Meyer. Sentido de punto de vista
económico, pero triste desde lo artístico. Uno termina pensando que es el
propio Niccol el que está siendo ocupado e invadido. Atrás quedó aquel
guionista “estrella” y lamentablemente hoy está más cerca de irse, que de
volver de a casa.


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