A Sala Llena

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CRÍTICAS

La imagen fue un fusil llorando

 

 

La imagen fue un fusil llorando

Dirección: Julio Molina. Dramaturgia y puesta en escena: Julio Molina. Intérprete: Gabriel Fernandez. Sonido: Cecilia López, Manuel Sahores. Vestuario: Mercedes Arturo. Realización escenográfica: Eduardo Ramoni. Área Visual: Alejandro Le Roux, Ana Laura Urso, Julio Molina. Iluminación: Alejandro le Roux. Prensa: Prensa Del Borde

 

Una imagen fuerte

 

Un hombre, un fusilamiento, muchos testigos, dolor, impotencia, banalidad. Los ojos de Roberto Arlt vieron una terrible imagen que nunca podrán olvidar, y no saben cómo desprenderse de ella. Las manos del periodista y escritor deben redactar sobre el acontecimiento, mas el peso de sus ojos no las deja; las palabras no afloran, el papel está en blanco.

Basado en “He visto morir”, de Roberto Arlt,  La imagen fue un fusil llorando hace hincapié en todo lo que provoca en el personaje la visión de la muerte por fusilamiento de un hombre que eligió mirar con sus propios ojos a sus verdugos. Gabriel Fernandez interpreta fantásticamente a un Arlt apesadumbrado que se plantea desde la función de su profesión hasta la banalidad de la vida. El dolor que el periodista y escritor siente por dentro se transmite a través de su cuerpo; el recuerdo de aquel macabro momento vuelve una y otra vez a su mente y no puede digerir lo que vio en cumplimiento de su trabajo.

En un extenso soliloquio con un lenguaje por demás literario en algunos pasajes del texto,  el personaje relata cómo fue aquella tarde en la que el anarquista Severino Di Giovanni, esposado y atado a un grillete, con los ojos sin vendar  por voluntad propia, fue fríamente fusilado ante la mirada de periodistas y curiosos. Su descripción es precisa y detallada, y en ella deja aflorar los sentimientos y miedos que aquella tarde generó en su alma y en su mente. La desgarradora imagen es punto de partida de reflexiones y pensamientos de un hombre para el que desde aquel instante todo cambió; es imposible para él seguir con su vida normal, con lo cotidiano, con su tarea. Siente que tiene los ojos enfermos por la visión de la muerte, y el dolor que esto provoca es tan intenso como el hecho mismo del que fue testigo.

El relato transcurre en la habitación del protagonista, en donde están su escritorio y su máquina de escribir. La ambientación y el vestuario recuerdan al prototipo de periodista laborioso y detallista de los años treinta a cuarenta, lo que permite una fácil ubicación temporal e identificación del personaje.

La iluminación, cuidadosa y tenebrista por momentos, hace hincapié en el estado de ánimo y las sensaciones de un Arlt que no se resigna a vivir con la imagen del fusilamiento adherida a sus ojos. La imagen fue… incomoda, deja una sensación de vacío y obliga a pensar en lo que allí se relata.


Teatro: Del Borde – Chile 630

Reservas: 4300-6201

Funciones: Domingo – 20:00 hs

Precio: $ 35,00 y $ 25,00 

 

 

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