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CRÍTICAS - CINE

La Ley del más Fuerte, según Enrique D. Fernández

La mugre y la furia.

Algo raro está pasando en los suburbios montañeses del interior norteamericano. O al menos es lo que el director Scott Cooper busca dejar en claro al situar La Ley del más Fuerte, su segundo opus, en un tiempo y espacio preciso. El escenario viene a ser North Braddock, un diminuto municipio de Pensilvania, en pleno recambio presidencial, con la campaña de Barack Obama en caliente y la Guerra de Irak aun en proceso.

Allí, la debacle económica y el drama militar envuelven la relación entre dos hermanos que se viene a pique. Russell (Christian Bale), es un obrero metalúrgico bastante parco y humilde que está marcado por la desgracia, encargado de proteger a su hermano menor Rodney (Casey Affleck), quien luego de prestar servicios como soldado en Irak deviene en luchador clandestino para sacar a flote sus demonios antes que romperse el lomo en una acería.

Todo apunta hacia esta malaria familiar, con el retocado dilema del hermano problemático que se contrasta con el honrado, en un thriller grisáceo y sobrio, al que sorpresivamente un sacado narcotraficante interpretado por Woody Harrelson le pondrá los pelos de punta. Una cinta correcta, salvaje por momentos, que sabe muy bien dónde cortar el dialogo y cuando escupir sangre.

El director de Loco Corazón opta por el relato agrio, que a pesar de su combustión densa consigue aprovechar las caracterizaciones solidas del reparto, que además incluye los refuerzos secundarios de Willem Dafoe, Zoe Saldana, Forest Whitaker y un cabizbajo Sam Shepard. Un paquete de estrellas que no opaca el desarrollo. De hecho, Cooper saca lo mejor de estos personajes mientras los va tallando en frío. Mención aparte para ese Harrelson jodido, verdaderamente de temer, quien desde la primera secuencia determina el humor rabioso que dominará al filme.

Cooper sale airoso, conduciendo al elenco y sus perfiles por un guion sórdido, que por momentos huele setentoso, sin despreciar su propósito de retrato contemporáneo. De ahí las múltiples relecturas a El Francotirador, aquel clásico de Michael Cimino que trasladaba el melodrama bélico a una Pensilvania rural post Vietnam. Hoy La Ley del más Fuerte está orientada a resaltar que a ciertos hombres toda ley los desampara. Así están las cosas allá arriba.

calificacion_4

Por Enrique D. Fernández

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