La Rendición
Dirección
general:
Sigfred Monleón. Autoría: Tony
Bentley. Traducción: Isabel Ferrer,
Carlos Milla. Producción: David
Ricondo. Coproducción: Centro Dramático
Nacional y Traspasada. Escenografía: Bainée/Omnívoros.
Maquillaje: Shai Bercovich. Iluminación: Pilar Velasco. Intérprete: Isabella Stoffel. Prensa:
Walter Duche, Alejandro Zarate.
La Rendición es la
adaptación para teatro de las vivencias sexuales de la controvertida
bailarina Tony Bentley y de las peripecias que conformaran su tan aguda visión
sobre las relaciones humanas, el sexo y la religión.
Se abre el telón y aparece ella: esbelta,
formal y de rodete, comenzando a relatar casi pedagógicamente la historia de su
vida. Desde el principio la actriz nos somete a la escucha un acento extranjero
que parece querer remarcar su imagen de “mujer de mundo”.
Iniciada en el universo de la danza desde muy
pequeña de la mano de sus padres, Tony Bentley encontró la combinación perfecta
entre obsesión, superación y belleza en el mundo del ballet. El espejo mostrándole
sus defectos y perfecciones le hizo conocer el encanto de los cuerpos y
representó en su pequeño mundo la más relevante prueba de su existencia. El
espejo y el escenario serán símbolos en el discurso de su etapa narcisista,
allí donde nos encontramos con la mujer
fálica que algún día fue, que luego de terminar su primer matrimonio llega a
una rauda conclusión sobre las relaciones humanas, paradigma que guiará su comportamiento en
relaciones futuras. Aquí se produce un primer desplazamiento: del escenario a
la cama.
Escuchamos las anécdotas que guiaron sus
vivencias sexuales que son acompañadas de un importante juego de luces y
sonidos, además de un cuidado y trabajo estético sobre escena digno de
mencionar. Mientras el relato sucede, la actriz Isabella Stoffel se irá desnudando
a medida que nos adentramos en su vida privada, sus historias y su
inconsciente.
Un segundo desplazamiento
marcara su paso progresivo al mundo de la sumisión representado por su
sometimiento en manos de un hombre a través de la práctica del sexo anal,
abandonando a esa mujer fálica para experimentar finalmente su rendición.
Por otra parte, algunos detalles de imagen,
finamente cuidados, requieren una mención especial, por ejemplo: el vestuario
elegido en cada una de las etapas de su vida, su peinado, la forma de
comunicarse con su público que va haciéndose progresivamente más íntima, junto
con una bien lograda utilización del espacio por parte de la actriz sobre la
escena y de la conformación de un sistema de símbolos estético creado con los
objetos incluidos en ella.
Además, la trama está concebida a través de
un fino trabajo de humor y sardónica ironía y es que, en palabras de Bentley:
“El sexo y la sodomía son para mí tan serios y tan absurdos, que el humor y la
ironía ayudan a conectarlos “, confesó la autora en entrevista con el
diario El País
En relación con la progresión del guión, el
mismo nos habla de una buena dirección de Sigfred Monleón que deja plasmadas
grandes ideas sobre las relaciones humanas en las pequeñas anécdotas de la
actriz. Con respecto a la actuación de Isabella, la misma no presenta una
verdadera efusividad en la acción sino que su dramatismo reposa en el discurso,
no pareciendo, por momentos, que estuviese viviendo las emociones. De todos
modos logra alcanzar una suerte de erotismo en toda la escena que invita al
público a que se reconozca en sus experiencias.
Cuidado, interesante y pasional, este
unitario es una buena opción para enriquecer de historias nuestras noches
porteñas.
Teatro:
Maipo
Kabaret- Esmeralda 443
Funciones:
Martes
a viernes 20hs- Sábados 20hs – Domingos 19hs
Entradas:
$120
– $180