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CRÍTICAS - CINE

Los Salvajes

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Los Salvajes (Argentina, 2011)

Dirección y Guión: Alejandro Fadel. Elenco: Leonel Arancibia, Roberto Cowal, Sofía Brito, Martín Cotari, César Roldan, Ricardo Soule. Producción: Alejandro Fadel, Agustina Llambi Cabell. Duración: 119 minutos.

Críticas previamente publicadas con motivo de exhibición en el 14° Bafici:

http://www.asalallenaonline.com.ar/festivales-cine/otros-titulos/3893-los-salvajes.html

Es muy extraño lo que sucede con el primer trabajo en solitario completo de Alejandro Fadel, por un lado la obra cinematográficamente es de una belleza destacable para el cine argentino, pero por el otro la narración es tan larga, lenta y estancada que la vuelve bastante tediosa.

Cinco adolescentes tempranos y marginales, internados por cuestiones delictivas, deciden fugarse de un instituto de menores y comenzar una travesía que los internará en la más arcaica naturaleza y sobrevivir privados de la ayuda los medios que nos brinda la modernidad. Es así como el comienzo del film es excelente, con la fuga y la entrada al inhóspito y peligroso mundo de la naturaleza y clandestinidad. Fabel, sabe retratar muy bien la dinámica del grupo y las distintas personalidades, funciones y roles que lo habitan. A medida que transcurre la historia, el grupo va mermando en integrantes de a uno, por situaciones externas o decisiones internas.

El uso de las cámaras, ofrecen gran ductilidad de planos absolutamente bellos, que van desde los generales hasta los primerísimos primeros planos. El uso de la música, que si bien es muy pocas veces, aporta notable intensidad a la trama. Las tomas de las distintas vidas sobre todo la fauna que habitan en el lugar, es de exquisita calidad fílmica. La secuencia donde los chicos hacen el ritual funerario a su líder integrante muerto es sublime.

El problema radica en el guión, con una idea por de más interesante, se pierde la oportunidad de ofrecer una narración mas tensa y atrapante, es muy repetitiva y estancada en detalles de la vida en la naturaleza, en un intento de reflejar un retorno del hombre a su estado más primitivo desprovisto de toda cultura, lo que la hace demasiado larga, y nos lleva a mirar el reloj unas cuantas veces para desear que termine pronto o que la trama cambie de rumbo y pase algo que nos compenetre un poco más.

De todos modos hay que rescatar que el nuevo cine nacional sigue ofreciendo nuevos valores que con poco presupuesto puede brindar obras con altísima calidad visual y sonora.

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Por Emiliano Román

“Somos espías, con toda la ambigua intimidad que esto supone”

¿Cómo describir o hablar sobre este film? Película con actores no profesionales –excepto una de las protagonistas- que mantiene un hilo narrativo absolutamente realista durante 90% del metraje para regalarnos un final totalmente inesperado (aunque no tanto, intuyo, en una segunda mirada, prestándole atención a ciertos detalles que se pierden durante la primera vez). Realismo mágico en su máxima y más fiel expresión, y un final tan poderoso, épico y extraordinario como pocas veces vi en mi vida. Una especie de western, con toda la influencia de Ford encima (hasta un hermoso cielo rosa), película de redención, mística, mítica, religiosa, fantasmagórica. Una trama que arranca de manera violenta, vertiginosa, salvaje, con una fuga de una cárcel de menores, que luego se desacelera y da paso a una narrativa mucho más calma, pausada, con un ritmo que nos permite interiorizarnos sobre la historia de cada uno de los personajes. Alejandro Fadel se las ingenia para desorientarnos y engañarnos casi todo el tiempo, para que no nos demos cuenta realmente por dónde pasa la cosa, por quién está contada esta historia y cuál es el punto de vista al que tenemos acceso. Y en este sentido, la película me remite a Los Sospechosos de Siempre, aquella obra maestra de Bryan Singer que siempre me impactó no tanto por su desarrollo sino por el final, ese final, uno de los más impactantes del cine de los últimos 20 años. En Los Salvajes pasa algo similar. El punto de vista va mutando de uno a otro personaje, vamos boyando entre una y otra historia, hasta que ese grand finale se nos devela, como una epifanía, como un tesoro que siempre estuvo oculto, como un gran secreto que no conviene develar.

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Por Cecilia Martinez

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