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CRÍTICAS - CINE

Mátalos suavemente (Killing Them Softly), según Rodolfo Weisskirch

When a man comes around…

Hay películas que están pensadas para la platea masculina, sin ánimo de ofender a la platea femenina. Así como en esta misma semana, Despedida de Soltera es una película que toca temas que las mujeres van a entender mejor que los hombres, Mátalos Suavemente es una película netamente masculina. Y no porque tenga violencia, no porque sea sangrienta o de gángsters o tenga demasiado testosterona. No tiene que ver con el género cinematográfico, sino con una cuestión temática y sexual. En primer lugar porque hay solamente una mujer en todo el film. En segundo lugar porque deja en claro que la política y la economía, en Estados Unidos, las manejan los hombres, y que la mafia, el juego y el asesinato son cosas de hombres… y las crisis económicas afectan a los hombres.

Los hombres son solitarios, abandonados, deprimentes; este es el contexto en que Andrew Dominik va moviendo a patéticos tipos duros en tiempos de crisis económica. El contexto histórico son las elecciones McCain/Obama y, continuamente hasta llegar a la obviedad, podemos escuchar de fondo discursos de Bush y el actual presidente que terminan funcionando como espejos. Espejos que se reflejan en todos los personajes del film. Asesinos que son enviados a matar o encarcelar a otros asesinos y ladrones. No hay personajes nobles en Mátalos Suavemente y, de hecho, son tan patéticos como asesinos que no pueden disparar de frente, sino a la distancia, tienen miedo a la cárcel y postergan asesinatos. Sí, la crisis también afecta a los asesinos por encargo.

Andrew Dominik ha construido su filmografía en base a estos preceptos, desde el cruel y violento retrato de un sociópata en Chopper (descubrimiento de Eric Bana) hasta la estilizada El Asesinato de Jesse James. En ambas, Dominik se mete en la mente de los criminales, les aporta sensibilidad, miedo, culpa, responsabilidad, cobardía, sentimientos. Pero, a diferencia de la crudeza de la primera y la solemnidad y pretenciosidad de la segunda, acá se lo toma con humor. Y, de hecho, por momentos pareciera que estamos viendo una sitcom o una comedia negra de HBO. No hay que confundir Mátalos con un thriller. El que va con esa idea se va a decepcionar. Es una sátira al género policial y de gángsters. Una película contracultural, filmada y ambientada como si fueran los años 70 (autos, vestuario, peinados, estética general), pero contextualizada en el 2008 (el único atisbo de avance tecnológico es un celular viejo).

Y, de hecho, en esta sátira autoconsciente también reside la elección de los actores. La intertextualidad es palpable. Ver al capo de Los Sopranos (James Gandolfini) sin ganas de matar, tirado en un sillón, insultando a una prostituta a la distancia o a Henry Hill (Ray Liotta en Buenos Muchachos, film al que homenajea en un par de escenas) llorando, siendo golpeado sin manera de defenderse demuestra la ironía del mensaje de Dominik: ni los gángsters ni el género cinematográfico son lo que eran. Algunos críticos han comparado a la película con una de Tarantino, pero mientras que en, cierta forma, el director de Perros de la Calle trata de realzar la figura de sus criminales mostrándolos impecables, Dominik los muestra en la miseria total. Un símbolo del estado en el que están los pueblos de los suburbios de las grandes ciudades industriales, una crítica social de la que no se salvan ni los matones, que no solamente entienden la realidad económica mejor que cualquier analista de televisión sino que además están impotentes ante ella.

Igualmente Dominik no lanza sus dardos hacia UN responsable, sino hacia un comité. Si bien la comparación entre los presidentes de turno y el abogado que compone Richard Jenkins, con su acostumbrada taciturna, es clara, es justamente el manejo de la economía en las manos anónimas de un “comité” hacia donde va el mensaje final del director. Inteligente, divertida, con un Brad Pitt cínico y algunos momentos visuales notables, Mátalos Suavemente es un film extraño por lo que se puede esperar de él, pero que funciona mejor en un análisis posterior a la primera visión.

calificacion_4

Por Rodolfo Weisskirch

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