Mirando Pasar los Trenes
Dirección: María Esther Fernández. Autoría: Daniel Dimeco Actuan: Cristina Dramisino, Julieta Fernández, Miguel Angel Villar. Diseño de escenografía: Natalia Mendez Huergo. Diseño de luces: Pablo Curto. Video: Mariano Minestrelli. Sonido: Ariel Giordanengo, Damián Turke. Prensa: Silvina Pizarro
La pieza fue la ganadora del 6 ° Concurso de Autores Nacionales, organizado por el teatro El Buho donde se representa: cumpliendo nuevamente con el objetivo de difundir producciones de autores argentinos, residentes o no en el pais. Es así el caso de Daniel Dimeco, el ganador, que reside en Madrid desde el 2002 donde coordina y participa de talleres de escritura dramática.
La estructura es simple: tres personajes se encuentran en una vieja estación de trenes de un pueblo en guerra. Ofelia (Cristina Dramisino) es una fotógrafa no vidente que con la ayuda de su hija Ana a quien trata pésimo, llega a posicionarse debido al tipo imágenes que perpetua: personas y animales sufriendo, momentos de extremo dolor y angustia. Sus fotos son valiosas, no importa de que, si llevan su firma: Ofelia Takeda. Ana es sumisa e inocente, parece tan ciega como su madre, en el viejo bar de la estación se encuentra con el pueblerino Rodrigo, quien trata de responder a sus preguntas mientras pasan los trenes.
Sobre un escenario despojado en el cual se podria haber aprovechado mucho más el uso de la diapositiva, solo la vemos al comienzo y al final con la misma imagen, los tres protagonistas trasmiten una idea que se sobre entiende, con diálogos que resultan infantiles por momentos: explicaciones muy superficiales para una trama que encierra la tarea de evidenciar como algunas personas por pertenecer, ganar dinero, prestigio y reconocimiento son capaces de cualquier cosa. Esto se encargaría de representarlo la madre: seria la ceguera de todos los seres humanos…. Tal vez demasiado. Ana, el estereotipo de hija única naif y Rodrigo, el lugareño que la pasa mal, pero decide quedarse: demasiado acartonado.
Maria Esther Fernández (Mujeres del Bicentenario), dirige esta obra a la que le faltaría profundizar más en la trama sin repetir tanto una serie de preguntas que se van dando y que no tienen respuesta alguna y fatigan al espectador.