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CRÍTICAS

Puente Celeste festejando sus 10 años en Caff

Bo Derek estaría orgullosa.

El grupo de improvisación Puente Celeste tenía algo que festejar, para ello se acercaron al Club Atlético Fernandez Fierro durante el mes de marzo donde religiosamente presentaron trabajos de sus tres placas discográficas jueves tras jueves. El festejo indicaría que la banda ha cruzado la línea de la infancia y ahora en plena adolescencia  (teen), con mayor conocimiento y mayor vitalidad, no sólo agrandandaron la propuesta del festejo de tres a cuatro días al mes durante los tres meses subsiguientes sino que se las idearon como para deleitar a sus más fieles seguidores y a todo aquel que se sumó a la cita, por curiosidad, por el boca en boca y la magnitud de una muy cuidada y reiterativa campaña de prensa.

Inundadas las redes sociales y cadenas de mailings con invitaciones, algo indicaba que no había que perderse este concierto. Conformando un quinteto, el multi creador de formaciones musicales Santiago Vázquez, hacedor  de La Bomba de Tiempo, La Grande y el Colectivo Etereofónico, un multiinstrumentista y compositor que nos tiene acostumbrados a saltar en una pata a partir de sus señales de dirección en grupos de percusión, ha logrado juntar a talentos como es el de Edgardo Cardozo, Marcelo Moguilevski, Lucas Nikotian y Luciano Dyzenchauz.

Otro tema habitual en muchos de los conciertos que vienen presentándose en Buenos Aires, y de los cuales muchos nuevos grupos notoriamente se han hecho eco, es de la fusión de géneros. Hoy en día lugares como Café Vinilo, No Avestruz, Caff o el Konex completan sus grillas mensuales con conjuntos de estas características, los hay de diversas calidades, el folk, jazz y tango jamás estuvieron tan juntos. No obstante, la formación no se queda estanca en arquetipos de género sino que utilizan la improvisación como uno de los pilares del espectáculo. Es así como en diversos fragmentos del recital podemos acceder a la asombrosa destreza de Vàzquez en la ejecución de instrumentos autóctonos.

Adentrados en el show, era recurrente la utilización del silbido, recurso que generaba la sensación de contar con un canario dando vueltas, volando por el salón. El tercer tema presentado no sólo presentó una eximición al compararse con los dos primeros que sirvieron de presentación, aquí, la utilización de ramas sumergía al espectador en una imaginaria región vegetal, con acompañamiento de la guitarra de Edgardo Cardozo y el acordeón de Lucas Nikotian. Los arreglos trajeron a mi memoria fragmentos de la música de Marcelo Katz.

Las siguientes incursiones musicales contaron con gran protagónico de Moguilevsky tocando dos flautas simultáneamente, y luego la utilización de una melódica. Vazquez se atrevió a cantar y para finalizar, el tema “Aire” remarcó en su letra que “me habían robado todo mi dinero”. Esta velada por el contrario resultó ser una de las mejores inversiones a realizar.

Como Bo Derek, la mujer, un 10.

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