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CRÍTICAS - CINE

Sinister

(Estados Unidos, 2012)

Dirección y Guión: Scott Derrickson. Elenco: Ethan Hawke, Juliet Rylance, Fred Dalton Thompson, James Ransome, Clare Foley, Vincent D’Onofrio, Rachel Koonstantin. Producción: Jason Blum y Brian Kavanaugh-Jones. Distribuidora: Alfa Films. Duración: 110 minutos.

Lo que no fue.

Si había un trailer que prometía, era el que pertenece a esta película. La unión de oscuridad, gritos y muertes que hacen que el espectador quiera estar el día de su estreno en la puerta del cine. Además, tenía dos elementos extra: por un lado, ciertas conexiones con la brillante La Noche del Demonio (que daba miedo con sólo su puesta en escena) y por el otro, la participación de Ethan Hawke (un actor que nunca se sabe si es interesante o intrascendente) en el cine de terror. Sin embargo, como sucede en otros trailers, más que mostrar un adelanto de una película, se ocultan las fallas que se encuentran en su totalidad.

El planteo es el mismo que en muchos otros exponentes del género. Una casa que esconde espíritus, una familia que fue asesinada en dicho lugar y la misteriosa desaparición de una niña. Elementos ya vistos, que en ciertos casos pueden construir películas interesantes. En este sentido, Sinister funciona a medias ya que los clichés del terror están usados de forma bastante vaga, sin la urgencia de modificarlos o darles una vuelta de tuerca para que generen una novedad. Esto es lo que hace que el film, por momentos, se estanque en situaciones previsibles.

Posiblemente, lo más atractivo de Sinister provenga de la utilización de las cintas de Súper 8 que el personaje de Hawke encuentra en el ático. Estas filmaciones caseras, que comienzan mostrando a diferentes familias divirtiéndose (en una pileta, en un jardín, mirando televisión) derivan en crueles asesinatos. Resulta interesante el planteo de Derrickson porque estos crímenes se superan en intensidad, repercutiendo en la moral del espectador. Mientras que las grabaciones se hacen cada vez más salvajes, el público -al igual que el protagonista- se siente seducido ante la morbosidad. En definitiva, lo que la película pretende exponer es el extraño poder que ejerce el cine de terror sobre su audiencia. Como si se tratase de un culto, hay una interesante suerte de ritual alrededor de cada visión: se coloca el celuloide en el proyector, se apagan las luces y -mientras se escucha el inconfundible sonido de la cinta corriendo- se observa el aterrador espectáculo.

Es paradójico lo que sucede con este género en la actualidad. Mientras que el cine avanza hacia la digitalización masiva de sus productos, ciertas películas de terror se amparan sobre lo análogo o sobre -como en el caso de Sinister– las cintas de Súper 8 para dar miedo. Efectivamente, el aspecto antiguo y hasta “sucio” le brinda un elemento extra. Este cine no necesita de la alta definición porque esto produciría mostrar las cosas con una nitidez que restaría las sorpresas que se hallan ocultas. Por el contario, al haber más obstáculos visuales entre el espectador y lo que se muestra, mayor es el miedo que se puede producir. Esta puede ser una de las razones por las cuales los elementos sobrenaturales funcionan más en las cintas caseras encontradas que en los rincones de la casa de Hawke.

Los puntos más decepcionantes de Sinister se observan en la utilización descarada de ciertos clichés. Por ejemplo, luego de mirar una de estas terribles cintas, el protagonista escucha unos ruidos en su casa. Pero en vez de encender una luz, deja toda su casa a oscuras. Esta forma de generar miedo no sólo es básica, sino que interpela la inteligencia del espectador. Éste puede permitir ciertos lugares comunes, pero la insólita decisión de Hawke de alumbrar con su celular hace que el público deje de interesarse en ese momento del relato para cuestionar las acciones del personaje. Más allá de los sustos, lo que se pierde es la conexión con el relato para terminar pensando en las fallas de la película misma.

Pero lo que resulta más decepcionante es volver a ver su excelente trailer. Promesa de dos minutos que se cumple a medias. Un extracto de lo mejor de este film, que en ese corto período de tiempo forma una obra maestra, pero en sus 110 minutos es sólo una decente película de terror. Algo similar ocurre en la historia: cuando lo maligno sale del minimalismo del Súper 8 para estar atado a la realidad, cuando se pasa de ese espacio y tiempo reducido a la totalidad del relato, Sinister pierde toda su fuerza.

calificacion_3

Por Luciano Mariconda

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