En el cuarto de al lado
Dirección y adaptación: Helena Tritek. Autora: Sarah Ruhl. Escenografía y vestuario: Eugenio Zanetti, con la participación de Sebastián Sabas. Luces: Jorge Pastorino. Sonido: Mariel Ostrower. Intérpretes: Gloria Carra, Luciano Cáceres, Esteban Meloni, Victoria Almeida, Gipsy Bonafina, Erica Spocito y León Bara. Prensa: Debora Lachter.
Un matrimonio. Él es médico e inventor, experimenta con una máquina eléctrica capaz de curar a las mujeres de la histeria. Ella, su esposa, comienza a sentir gran curiosidad por los métodos de curación empleados por su marido en el cuarto de al lado.La escenografía dilucida ser del multipremiado Eugenio Zanetti. Cuidando cada detalle de su decorado, es bellísima y cargada, contraria a la mayoría de las obras teatrales no musicales que acostumbramos ver. Representa a la perfección aquella época victoriana.
Desde que entramos a la sala posamos nuestra vista sobre el escenario, que se divide en dos grandes ambientes y hasta casi tres (podríamos decir que hay pequeñas divisiones hechas con objetos, marcadas por paredes de otro color, etc). Dentro del decorado principal sabemos que el consultorio tendrá su lugar protagónico, luego está el afuera que es la sala de estar con el piano (el “tras la puerta”).
Apenas se ingresa a la casa, hay un sillón en el que se empiezan a conocer los personajes; este es el lugar donde Catalina (la mujer del médico) indaga a los distintos personajes. Y casi en el centro del escenario hay una banqueta. Este último sitio será otro lugar del “afuera” en el que se desarrollarán también distintas acciones.
El vestuario – también a cargo de Zanetti- se destaca , sobretodo en las figuras femeninas por la utilización en las distintas entradas a escena de hermosas telas con finos acabados. Las figuras masculinas pasan más inadvertidas en cuanto a cambios en su atuendo. Sin embargo, hay que resaltar el vestuario del médico, incluso su calzado alto y la libertad con la que se mueve sobre él.
Las actuaciones son todas interesantes y dan color a la obra. Gloria Carrá y Luciano Cáceres no dejan atrás al resto de los actores sino que componen junto a ellos un excelente equipo en donde los personajes con poco diálogo también hacen su aporte. Es elogiable el personaje de Sabrina (Victoria Almeyda) quien puede empezar ruborizando un poco a los espectadores. Ella es quien saca las primeras sonrisas al público que terminan en carcajadas sin exagerar el papel en ningún momento. También hay que destacar la sutileza pero calidad con la que se mueve Ana – el ama de llaves- (Gipsy Bonafina) y la perlita que ambas le darán al público cuando nos sorprendan gratamente con su canto.
Es una obra de personajes queribles, graciosos, poco antiguos y enfermos. A pesar de que, tal vez muchos de nosotros esperábamos encontrarnos con algo así, porque suponemos que la realidad de aquella época exigiría eso, nos deja con ganas de más.
Sin duda los 120 minutos se pasan en un abrir y cerrar de ojos. Es una obra muy amena y para un público muy variado, aunque mayor de edad. Ya desde su temática podemos intuirlo (teniendo en cuenta además, que aparecerán brevemente los cuerpos desnudos de los protagonistas y los pechos de otra mujer que será pintada amamantando). Pero todo desnudo está muy bien cuidado al igual que los juegos de palabras, por lo que nunca se cae en el mal gusto o vulgarismos.
Me hubiera gustado la aparición de más pacientes en el consultorio con sus distintas reacciones, así fueran interpretados por los mismos actores personificados. O también que los olvidos de los objetos (excusas para volver a casa del Doctor Givings con aquel método tan placentero) fueran un poco más elaboradas o se dieran de otra forma.
Creo que nadie sabiendo algo sobre la histeria y su tratamiento, es decir, sabiendo qué va a ver o incluso si va sabiendo nada pero bien predispuesto, va a desilusionarse con esta obra, más bien, pasará un grato momento porque si bien no es un tema novedoso ni hay giros inesperados, se puede disfrutar de la puesta en escena y reír en todo momento con una obra que no deja de cuidar las formas.
Teatro: Apolo – Corrientes 1372
Funciones: Miércoles a Viernes y Domingos 21 Hs – Sábados 22:45
Entrada: $160 y $130