For Ellen, de So Yong Kim (Estados Unidos, 2011, 94´),
Hermosa historia, tan lúcida como sincera, que ahonda en los vínculos afectivos y en la necesidad de rescatar lo perdido y/o descuidado. Joby (Paul Dano), un músico con aire de rock star, viaja hacía algún lugar lejano y muy frío para regularizar legalmente el divorcio con su ex, pero también, y sobre todo, para rencontrarse con su hija Ellen a quien no veía desde hace mucho tiempo.
Los acuerdos con su ex no son sencillos y está obligado a renunciar a muchas cosas, entre ellas peligra la posibilidad de volver a ejercer la paternidad. A través de unos cuantos planos secuencias y travellings, seguimos el actual y sórdido presente de Joby, sin tener muchos datos de su vida anterior, salvo su pasado reciente como músico de rock.
Es un personaje que alcanza la empatía inmediata, el espectador enseguida llega a confraternizar con él y compartir sus angustias e impotencias. No faltan momentos de buen humor como lo es la relación que establece con su abogado, no muy hábil profesionalmente, pero con una mamá que hace ricas lasagnas.
Más allá que sea una bella película, con brillantes decisiones cinematográficas, el punto más valioso y memorable es la maravillosa actuación de Paul Dano, presente en casi todas las escenas del film, aparece en el 90% de los planos y se adueña de la pantalla con enorme ductilidad y soberbia interpretativa que logra hacer un personaje querible y conmovedor.
La historia pesar de la nieve helada que reflejan los escenarios naturales y la melancolía que transmite su personaje principal, nunca abandona el clima cálido y agradable que traspasa el celuloide. Una apuesta a redimir las ausencias y a evitar el juicio apresurado del otro; a veces alguien no puede, como no pudo Joby todo este tiempo, pero siempre es posible recuperar algo del terreno perdido.