A Sala Llena

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CRÍTICAS

¿Stand Listos ?

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¿Stand Listos ?

Elenco: Lucas Najún, Leonardo Ortega, Luciana Faistman y Mariano De María. Prensa: DAM GROUP 

Un Buen Momento

La narración oral es una de las más antiguas tradiciones que existen desde que el ser humano empezó a comunicarse entre sí. Junto con la pintura rupestre, se trata de un arte en el que conviven la necesidad de informar, expresar y estimular la imaginación. Un hombre frente a una multitud narrando un episodio que le ha sucedido, del que ha sido testigo. Las diversas expresiones artísticas nacieron con la confluencia de la pintura y la narración oral. Esto derivó a la creación de la escritura, y posteriormente al teatro.

Pero más allá de que la escritura y el teatro han ido evolucionando, transformándose e incluso adquiriendo nuevas tecnologías que permitieron la creación de otras ramas artísticas (la fotografía y el teatro derivaron a la creación del cine por ejemplo), hay ciertas cosas que no cambiaron durante el paso de los años.

El humorista que satirizaba la realidad y se burlaba de los gobernantes ha pasado de las cavernas a la plaza mayor en la Edad Media. Se llamaban juglares, arlequines y si lo combinaban con la música trovadores.

El stand up, como se dice hoy en día volvió a las cavernas, a los espacios cerrados, pero sigue siendo tan simple como efectivo, como en los tiempos bíblicos.

No es solamente una interpretación, el recitado de un monólogo, sino la observación de una realidad emitida con gracia y cinismo, y gran valor. Porque se necesita coraje para estar frente a un auditorio prejuicioso, vulnerable a la crítica para hablar de cosas que no deberían sorprender, porque se viven día a día. Lo que se modifica es la tonalidad y la interpretación que se le puede dar, con más o menos ingenio a esa realidad.

Y los mismos chistes se transmiten, transforman y suceden generación tras generación a través de los tiempos, en forma globalizada, y en diferentes formatos. Así nacieron los Chevy Chases, Robin Williams o Jerry Seinfeld en los night clubs de Brooklyn, o los Sebastian Wainraich en el Paseo La Plaza de Buenos Aires. Son ejemplos básicos y obvios, lo sé, porque quizás el más grande monologuista y stand up humorista que dio el país no estaba parado frente a un micrófono en un gran teatro, sino detrás de un escritorio en un estudio de televisión. Me refiero obviamente a Tato Bores, muchas veces imitado, nunca igualado.

Retomando las innumerables ofertas que permuta el Paseo La Plaza en la medianoche de jueves a domingos, la tradición oral se mantiene viva, gracias ¿Stand Listos? No puedo compararlo con otros grupos que también ofrecen divertidas rutinas al mismo tiempo, pero lo cierto que el grupo liderado por Luciana Faitsman, Leonardo Ortega, Lucas Najun y ahora Mariano De María está comenzando su cuarta temporada en la Sala Terraza Bar, lo cuál les garantiza cierto reconocimiento y admiración. Hay espectáculos que no duran un mes en cartel, mientras que ellos llenan la sala todos los viernes. A favor les juega no solamente la práctica y talento, sino también el ambiente. No es lo mismo una sala de teatro, que el café concert donde, además de ver un espectáculo, se puede consumir un trago al mismo tiempo, por lo que la Sala Terraza se parece más a un tugurio de Brooklyn, y quizás algún día podamos decir que los mejores humoristas nacionales salieron del mismo.

El espectáculo está compuesto por tres números, y un presentador, Lucas Najún, que sirve de anfitrión y a la vez ofrece su número en cuatro partes, antes y después de cada humorista. El personaje de Najún es realmente prodigioso, toma una postura similar a la de Rodolfo Samsó (Alacrán) con elementos de un Martin Short. La mayoría de los chistes que hace son efectivos, aunque hay algunos concientemente antiguos que ya no divierten tanto. La autoconciencia de este efecto juega a favor del patetismo del personaje.

Después, los humoristas en sí, capturan al público con su propia personalidad. Luciana Faitsman y Mariano De María, con una actitud avasallante tienen ambos momentos hilarantes (por separado, claro), con remates realmente ingeniosos y otros no tanto. Como que necesitan darle un tiempo al remate para que el chiste le caiga al espectador antes de seguir.

Leonardo Ortega, con su número “Soy Solo”, se destaca por salirse un poco del humorista que es parte del público para crear definitivamente un personaje, con un mundo propio, una forma de hablar distinguida, y una dinámica instantánea. No hay un solo momento en que baja su timing, y se disfruta la manera en que no sale de su estatus deprimente. Este numero aporta color, en el sentido de que mientras Faitsman y De María reflexionan, observan cínicamente la realidad, en forma más distanciada, lo de Ortega es más introspectivo. De esta forma, el espectáculo no peca de ser meramente episódico sino un trabajo en conjunto, donde cada intérprete da una mirada diferente de la realidad. Si bien el tono de Faitsman y De María se parecen en algunos puntos, ya la diferencia de sexos, llega de distinta forma a hombres y mujeres. Digamos, que la participación de Najun, logra el equilibrio entre ambos.

Lo bueno del Stand Up es que se renueva cada cierto tiempo, y es realmente grato cuando se incorporan noticias instantáneas a los números (por ejemplo, ayer De María incorporó de forma muy ingeniosa al suyo, la muerte de Jazmin De Grazia y la deplorable tapa de “Crónica”, sin caer en el mal gusto, sino en la crítica social). Además es muy importante la comunicación e interacción con el público, hacerlo partícipe, mirarlo a los ojos, juzgarlo incluso, hacerlo sentir incómodo, permitiendo una sensación de cercanía, de que el artista no está lejos del público. Parece algo básico, pero he visto números de Stand Up, donde se olvidan que hay personas cerca. Posiblemente ayuda el hecho de que sea un espacio de comensales y no una sala convencional.

Aun cuando los chistes no llegan de la misma manera, y algunos ya tienen su tiempo, se escucharon alguna vez en otros medios (pero seamos honestos, ¿dónde vamos a encontrar un producto 100 % original hoy en día en cualquier medio?), el resultado final de ¿Stand Listos? es bastante satisfactorio, así como es innegable el talento del cuarteto que permite pasar un buen y relajados momento un viernes por la noche. Cuando ya no queremos saber nada de la semana, ni mucho menos pensar o reflexionar acerca de lo sucedido en ella, los standupteros lo hacen por nosotros, con humor y buena onda con el fin de que se nos atragante el trago por las risas que emitimos para no llorar. Para sufrir, están los noticieros.

Agradezco personalmente a Faitsman, De María, Najun y Ortega por mantener viva la más antigua de las expresiones artísticas.

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Son  cinco los comediantes que interpretan estos monólogos de humor stand up: Lucas es el  presentador, luce tiradores en homenaje a los comediantes en vivo de la vieja escuela y cumple con su tarea de estimular a los espectadores antes de cada aparición, aunque con algunos recursos ya algo deteriorados, como lo es el aplauso forzado y la ovación, sin embargo logra entretener.

La primera es Luciana, que comienza comentando que siente con respecto a el lugar que ocupa la mujer en las publicidades, efectivo pero también conocido, sigue con algunas situaciones cotidianas que le tocan vivir como mujer y más: todo muy veloz. El segundo es Leonardo, el solo, que nos da cuenta de todo lo que se presupone del hombre soltero y como el solo lo sufre, divertido y algo original.

A Romina no le duran los hombres, este fue el monologo que más se repitió con el de sus compañeros y no encontraba un hilo conductor entre ocurrencia y ocurrencia como para que resultara atractivo, esto que le faltó lo tuvo por demás el último comediante: Luciano, quien fue el mejor recibido por realizar una rutina muy bien articulada y efectiva.

La mayoría de los bits fueron del presentador, muchos algo gastados, pero que remontaba hábilmente sobre el final con una serie de chistes sobre las entrevistas de trabajo y el uso correcto del profiláctico .

¿Stand Listos ? Es una buena opción para ir en una primera cita: humor liviano, por momentos picante pero no como para quedar mal.

Por Julia Panigazzi

Teatro: Terraza Bar del Paseo La Plaza – Av. Corrientes 1660
Funciones: Viernes – 00:30 hs 
Entrada: $ 50,00 


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