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CRÍTICAS - CINE

La Fuente de las Mujeres (The Source)

La Fuente de las Mujeres (La Source des Femmes, Francia, 2011)

Dirección y Guión: Radu Mihaileanu. Producción: Luc Besson. Elenco: Leila Bekhti, Hafsia Herzi y Biyouna. Distribuidora: Distribution Company. Duración: 135 minutos.

Revolución femenina en Medio Oriente

En estos tiempos modernos en los que cada vez se encuentran menos desigualdades entre el hombre y la mujer, en ciertas partes del mundo todavía se sigue tratando al sexo femenino con inferioridad producto de la religión, la cultura o las tradiciones de determinada zona geográfica. En La Fuente de las Mujeres, nuevo film de rumano Radu Mihaileanu, se expone esta problemática en un pueblo de Medio Oriente.

La película cuenta como en este pequeño pueblo que resulta esquivo a todo tipo de tecnologías modernas, la tradición indica que las mujeres deben ir a buscar el agua a una fuente que se encuentra en la cima de la montaña. Lo cansador y peligroso que la tarea implica provoca que muchas de ellas pierdan sus embarazos debido a la agotadora tarea bajo altas temperaturas, como también por las lesiones que ésta les provoca.

A partir de aquí, Leila (Leila Bekhti), una joven que esta casada con un maestro, tiene un papel fundamental, ya que propone la revolución del amor, que consiste en que hasta que los hombres no vayan a buscar agua a la fuente y dejen de aprovecharse de ellas, se imponga una huelga sexual que, obviamente, trae importantes problemas a sus maridos.

Resulta muy destacado como Mihaileanu trata la batalla de los sexos, a través de la ironía explota la locura masculina al no poder poseer a sus esposas, lo cual los lleva a la violencia, la desesperación y las salidas más insólitas, ya que siempre vieron a las mujeres como seres sumisos e inferiores. El realizador de El Concierto se ríe constantemente y a su vez manifiesta una gran denuncia social en contra de la religión y lo que son estas ridículas creencias, tomando al hombre como carnada y como éste es capaz de cualquier cosa a causa de la abstinencia sexual, generando en éstos una situación de desconcierto cuando el grupo femenino toma las riendas del poder en el pueblo.

La Fuente de las Mujeres se asemeja tanto visual como narrativamente a distintos films de Abbas Kiarostami como El Viento Nos Llevará o Ten, ya que predomina la fotografía como belleza visual en contraposición a los fuertes hechos sociales que se evidencian; y se puede decir que en este caso, Mihaileanu concreta esto mediante una comedia negra con tintes dramáticos para sumar otra interesante obra a su carrera.

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Corán a la Mexicana

“Las mujeres se ponen pálidas ante la idea de que su amado no sea digno de ellas; y los hombres, ante la idea de no ser dignos de sus amadas. Estamos hablando aquí de mujeres cabales, de hombres cabales. Tales hombres, que ordinariamente tienen confianza en sí mismos y sentido del poder, se avergüenzan y dudan de sí mismos cuando se hallan en estado de pasión; tales mujeres, en cambio, suelen sentirse ordinariamente como las débiles, como las dispuestas a la entrega, pero, en la elevada excepción de la pasión, tienen su orgullo y su sentido del poder, el cual pregunta: ¿Quién es digno de ti?” Friedrich Nietzsche.

“Seré tan fría como el hielo y no le moveré” Lisístrata, Aristófanes (411 a.C.)

La mujer, conceptualmente, es fuente de vida. Símbolo de amor y entrega. El hombre suele estar más ligado a la idea de fuerza, poder y dominio. El patriarcado está aún presente en muchas culturas (y aunque cueste aceptarlo en la nuestra también), y en algunas mucho más que en otras. No es casualidad que Radu Mihaileanu haya decidido situar su película en un pueblo árabe sin identificar, film que en su depuración nos deja una historia de amor “a la mexicana” con pinceladas de cultura musulmana, denuncia social y violencia de género.

La Fuente de las Mujeres se inicia con un montaje paralelo que nos muestra por un lado a un grupo de mujeres que ascienden por colinas áridas para buscar agua y llevar a sus hogares, hasta que la única embarazada del grupo cae, perdiendo a su bebé. Por otro lado, dentro de una precaria construcción y rodeada de mujeres mayores, otra joven está a punto de parir. El niño nace y comienza la celebración. Leila (Leila Bekhti) arriba al festejo trayendo en su cantar una proclama: ningún niño debe morir, y para evitarlo son los hombres los que deberían ir en busca del agua. Pese a que las demás mujeres ignoran sus palabras, Leila insiste y propone una huelga de sexo.

La idea no es original. Ya el clásico dramaturgo Griego, Aristofanes, en su Lisístrata, nos hablaba de un grupo de mujeres que iniciaban una huelga de iguales características, como forma de protesta contra la guerra, y la historia se ha repetido en alguna oportunidad fuera de la ficción en Filipinas y Colombia.

La fotografía es bella, precisa, pero justa, no sublima el contenido, tal como sucede con la música, aunque pueden (o por momentos lo logran) trasmitir cierta emoción y generar un aire de embelesamiento, pero terminamos como estas mujeres en ese plano que las muestra frente a un televisor deslumbradas ante una poco original escena de amor de una novela mexicana.

Es que cuando uno va masticando La Fuente de las Mujeres se encuentra con que vio menos de lo que creía. Con más de un gag cómico, generalmente protagonizado por la mujer “sabia” del lugar, Vieux Fusil (Biyouna), se descomprimen más de una situación comprometida. Claro ejemplo es la excusa que pone una de estas mujeres ante la mirada curiosa de sus compañeras por su ojo morado.

El culebrón. La huelga de sexo termina siendo más una proclama de amor como necesidad primaria de la mujer, que de derechos civiles (todo se resuelve de forma bastante amable y con gag de Vieux Fusil incluído) y terminamos ante el relato de una mujer en la encrucijada de dos amores. Hombres dispuestos a todo por ella. Secundariamente narra la historia de una jovencita, Loubna (Hafsia Herzi), ilusionada con un amor que se alimenta de la correspondencia, cartas que incluyen en un claro español mexicanizado frases como “mi amor” y “te quiero”.

Es una linda película, sí, amable, romántica sin dudas, pese a ser larga no se hace notar en su duración y ese es un buen rasgo, pero que puede confundir en su falsa profundidad. Algo así como ocurriera con Historias Cruzadas de Tate Taylor. Aunque con un tratamiento algo más “poético” de la imagen.

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