Mateo
Dirección: Guillermo Cacace. Dramaturgia: Armando Discépolo. Música original y dirección musical: Patricia Casares. Iluminación: David Seldes. Vestuario: Magda Banach. Escenografía: Félix Padrón. Elenco: Mario Alarcón, Horacio Acosta, Max Berliner, Roberto Carnaghi, Paloma Contreras, Rita Cortese, David Masajnik, Iván Moschner y Agustín Rittano. Prensa: T.N.C.
Mateo: Lunfardo (Argentina) (pop.) Coche a tracción a sangre con taxímetro, para pasajeros
Conductor del coche de plaza tirado por un caballo.
Mateo es el nombre de la obra teatral que escribiese décadas atrás Armando Discépolo. En ella, el caballo de Miguel, que da título a la obra, se llama Mateo, y tal fue el éxito que tuvo ésta pieza en su época, que el término se popularizó y se generalizó para todos los caballos-taxi.
¿Armando tiene relación con el famoso compositor de tangos Enrique Santos Discépolo? Sí claro. Son hermanos. Y además comparten la descendencia de padre italiano y la mirada cruda y burda, casi depresiva, que deriva en el término grotesco-criollo que tan bien le venía a la época que se vivía en los ’30.
Mateo narra la historia de una familia muy humilde. Allí la desidia, la desesperación, las deudas, la grela, la locura se van haciendo cada vez más grandes debido al progreso (¿progreso?) inevitable de la sociedad. El incremento de los autos va quitando trabajo al pobre Miguel que trabaja realizando viajes con su compañero de vida, Mateo. Él es la base de los ingresos familiares y a él le deben el pan de cada día. Pero un día, Mateo no se usa más. La gente quiere viajar rápido y prefiere los coches. Y es lógico… Miguel no lo entiende y no se rinde. Intenta mantener sus valores en medio de una desesperación y humillación cada vez más grandes por no poder llevar el alimento a la casa y brindarles el pan y la educación a su esposa y sus tres hijos. El hambre y la pobreza lo llevan a solicitar dinero prestado a quien fuera su amigo, Severino (excelente, interpretado por Mario Alarcón). Este hombre es funebrero y arrastra consigo la desgracia. A Carmen le da muy mala espina. Severino no le presta más dinero a Miguel, y lo incita (“¡Hay que entrarle, hay que entrarle!”) a meterse en negocios sucios. En medio de la desesperación, que nunca es buena consejera, Miguel se “mete” en cosas turbias junto a Narigueta (Horacio Acosta) y Loro (Iván Moschner), no con buenos resultados y terminando peor de lo que estuviera antes de aceptar esta sucia oferta para ganar dinero fácil.
Las actuaciones son conmovedoras. El papel le calza perfectamente a Carnaghi, Cortese y Paloma Contreras.
Mateo es interpretado por Max Berliner. Este GRAN actor impacta al momento de su aparición. Su interpretación es muda. Solo su presencia y sus gestos son suficientes para conmover al público y acercarnos una imagen de caballo cansado, desesperanzado, asustado, preocupado. Impresiona verlo en este rol, tan chiquito y flaco, con los pelos y el vestuario que lo camuflan y apenas dejan entrever que hay una persona allí atrás.
David Masajnik interpreta a “Chichilo”: El joven tiene pensado ser el “futuro de la familia” boxeando, mientras tanto no trabaja y recibe golpizas por doquier. Le faltan algunos jugadores y es casi inimputable.
Carmen, (Rita Cortese) tana de ley. Ama de casa. Cocina, limpia y respeta a su marido. Se preocupa por él. Ama a su familia y sufre por ella. Buena al escuchar y aconsejar.
Carlos, (Agustín Rittano), el hijo que más se anima a enfrentar al padre. Lo desafía. Lo humilla. Lo anima a dejar al caballo. Pronto será quien se ponga a tiro con las épocas que se viven y quien quizás pueda salvar realmente a la familia.
Lucía, (Paloma Contreras) es la hija mujer. Coqueta, seductora. Pasa el día queriéndose arreglar pero sufre porque es pobre y así no puede vestir como quisiera. Su madre no quiere verla trabajar en una fábrica.
Miguel, (Roberto Carnaghi) tano también. Trabajador. Hombre de valores fuertes y convicciones difíciles de hacer cambiar. Vive en un tiempo pasado y le es muy difícil adaptarse al nuevo panorama que se vive en la ciudad.
También aparecen en escena Loro y Narigueta (Iván Moschner y Horacio Acosta respectivamente), interpretando a dos personajes oscuros, defectuosos, que acompañana a Miguel en su sucia misión por hacer algo de dinero.
La obra se ha llevado a distintos escenarios con distintos elencos en varias oportunidades. En esta ocasión es un placer verlo en el bellísimo Teatro Nacional Cervantes, con un elenco “de lujo” y con la música y sonorización en vivo excelentemente interpretadas.
Vestuario, escenografía, sonido son de primera calidad y el espectáculo nos resume una época que si bien es pasada, hoy se repite en la ciudad con distintos y nuevos elementos que dejan afuera a mucha gente.
El Teatro Cervantes siempre es un lindo lugar, cómodo, y con precios para todos los bolsillos. No hay excusas como para dejar de ir a verla!
Teatro: Nacional Cervantes – Av. Córdoba 1155
Funciones: jueves a sábados a las 21.00 horas. Domingos a las 20.30 horas.
Entradas: Desde $10