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CRÍTICAS

Yo adivino el parpadeo

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Yo adivino el parpadeo

Dirección: Julio Baccaro. Autor: Guillermo Camblor. Coreografía: Noelia Barsi. Sonido: Jorge Sotelo. Luces: Fermín González. Músico: Ricardo Badaracco. Bailarines: Claudia Maria Incze y Lucas Gou. Intérpretes: Carolina Papaleo, Rubén Stella. Prensa: Alicia Accinelli

¿Volver?

Un hombre regresa después de veinte años a buscar a una mujer. Se escucha la música de un bandoneón; una pareja baila. Y entonces, de pronto, luego de años sin verse y sin saber nada uno del otro, Delia y Pacha están frente a frente. Ambos fueron – son- bailarines de tango y compartieron también un proyecto artístico.

Han llevado vidas muy diferentes: ella, dando clases de baile mientras que él se convirtió en una figura conocida que ha bailado el tango en Japón, en Europa, en Estados Unidos. Ambos son, alternativamente, ganadores y perdedores. Delia tiene mucho que reclamar, mucho de que arrepentirse. Pacha, en cambio, se ufana, recuerda sus conquistas amorosas, sigue siendo – de los dos- el que parece tener las cosas claras, el que ha logrado abrirse camino y triunfar.

La mujer está dolida, humillada desde que ese hombre la abandonó pero existe todavía una llama que intenta encenderse y a cuyos intentos de resurrección asistimos desde la platea. Se acercan, se alejan, se reprochan. Carolina Papaleo da vida a una Delia muy sensual, muy seductora y a la vez muy cálida, muy cercana al público. Confluyen en ella la risa y el llanto que le dan a este personaje una vitalidad notable, una presencia envolvente en el escenario mientras la vemos ,alternativamente, huyendo de ese hombre que la busca y a la vez mirándose con disimulo en el espejo, buscando a esa Delia que ella fue en un pasado ya lejano.

Rubén Stella es el complemento perfecto de su compañera de escena. Su personaje, Pacha, muestra las cualidades necesarias (además de temeridad y ternura)  que le permiten aventurarse en ese regreso luego de tantos años de ausencia. Para lograrlo no vacilará en usar todos los recursos de que dispone.

Se demora la conversación entre ellos del mismo modo en que suelen demorarse los reencuentros. Y si Pacha ha vuelto para reconquistar a esa mujer hay en él, además, una vacilación que hace pensar que ha vuelto para marcharse de nuevo. Sus éxitos, su dinero, su fama tambalean cuando se enfrenta con el pasado que le muestra más de un fracaso que le duele reconocer.

No es esta una obra que transite honduras filosóficas pero sí tiene momentos de emotividad muy logrados. Ambos personajes encuentran su réplica en una pareja de jóvenes bailarines (alumnos de Delia) que representa algo de ellos mismos que nunca pudo concretarse, lo que tal vez pudieron haber sido. En definitiva: lo que no fue.

Teatro: Sala Carlos Carella

Funciones: viernes 21 ; sábados 21.30

Entrada: $ 50

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