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CRÍTICAS - CINE

Yuki & Nina

Yuki & Nina (Francia, Japón 2009)

 

Dirección y Guión: Nobuhiro Suwa; Hippolyte Girardot Elenco: Noe Sampy; Arielle Moutel; Tsuyu; Hippolyte Girardot; Marilyne Canto Producción: Nadine Chaussonniere; Elise Voitey Distribuidora: Zeta Films Duración: 93 minutos.

 

Oda a la Amistad.

El cineasta japonés Nobuhiro Suwa (Una Pareja Perfecta; H Story) y el actor Hippolyte Girardot trabajaron juntos, en un impecable corto que integró el film colectivo Paris Je T´aime. Ahora se vuelven a unir, pero para dirigir ambos un enternecedor y versátil largometraje, protagonizado por dos niñas, quienes brindan unos personajes encantadores.

Yuki  (Noe Sampy), y Nina (Arielle Moutel), son dos amigas inseparables de 9 años, ambas comparten la vida real y el mundo lúdico característico de la infancia. Pero la amistad y la unión se ven amenazadas cuando los padres de Yuki deciden separarse (él francés, ella japonesa), con lo cual su madre está dispuesta a volver a Japón y llevar obviamente a su hija consigo.

El impacto que provoca la noticia de la ruptura y desamor de los padres, es de por sí doloroso para cualquier niño, pero Yuki sufre el plus que esta decisión de la pareja parental acarrea el exilio a un país lejano con el correspondiente desarraigo de su mundo y la separación de su amiga del alma.

A partir de allí, estas dos compinches armarán una serie de estrategias para que los padres de Yuki recuperen su amor y por lo tanto, sigan viviendo en Francia, culminando como último recurso la fuga al bosque de ambas niñas.

Lo interesante, es que en vez de apostar a que la madre decida separarse pero quedándose en París, ellas intentan recuperar el amor perdido de la pareja, como una manera de negar la idea que un lazo pueda deshacerse porque ya no es lo que alguna vez fue.

Podemos inferir que el verdadero dolor de Yuki, no es el exilio, sino el divorcio de los padres y la fragilidad de los vínculos. De esta manera, la historia podría dividirse en dos: Una primera parte, con una tonalidad un poco más intimista, filmada mayormente en los interiores de las casas de Yuki y de Nina. Un relato con muchos diálogos brillantes, planos fijos que plasman la cotidianeidad y la intimidad misma de un ambiente de divorcio, a través de la mirada y sensaciones de Yuki. Un par de escenas en las cuales la niña escucha las charlas de sus padres, donde ellos aparecen fuera de campo o en un margen del plano, transmitiendo con mucha genialidad, la impotencia de la pequeña al confirmar la irreversibilidad de la situación.

La segunda parte, es otra cosa, rodada prácticamente en exteriores, refleja la experiencia de las niñas cuando deciden abstraerse de las vulnerables influencias adultas y huyen al bosque. Es más ágil, hay más movilidad en los planos, travellings que van siguiendo a las protagonistas, la iluminación empieza a resaltar la vegetación, tampoco falta el contenido onírico y una fotografía que retrata los escenarios naturales de maravillas; como lo es ese encuadre impecable cuando Yuki sale del bosque, y se la ve detenida a los lejos, en medio de la inmensa naturaleza.

Ambos momentos del film están muy bien logrados, pero un viraje tan importante en la estética y estructura del mismo, hace que se torne algo confuso, aunque eso sí, se vuelve más mágico, ya que lo poético y metafórico cobra protagonismo. Se salta de un realista drama adulto que genera consecuencias en las niñas, a una lógica infantil donde predomina lo lúdico y la fantasía, la cual por instantes nos remite a una obra de Miyazaki, pero sin animación.

Yuki & Nina no es solamente una película que habla de la amistad y del valor de defender los vínculos afectivos, nos interroga y cuestiona como adultos, cuán complicados e ilógicos que podemos ser a veces, frente a la honestidad, pureza y pragmatismo del razonamiento infantil.

Por Emiliano Roman

Una historia con poesía
Además de enfrentar el divorcio de sus padres, Yuki deberá separarse de Nina, su amiga incondicional. Las dos niñas, con apenas nueve años, intentarán huir de esa realidad que se acerca y cambiará sus vidas para siempre. Juntas planean escaparse; una aventura que significará mucho más que una picardía infantil.
Los vínculos entre padres e hijos y la amistad pura entre dos niñas es el tema sobre el cual gira este film, en el que predominan la ternura e inocencia. Nobuhiro Suwa, director de documentales y largometrajes como 2/Dúo, Una pareja perfecta, After War entre otros, se une al actor Hippoyte Girardot (quien se destacó en films como El primer día del resto de nuestras vidas, Un mundo sin piedad, entre otros tantos) y ambos logran relatar una historia sensible y sutil desde la mirada de la pequeña Yuki –Noë Sampy-.
Los padres de Yuki (protagonizados por Tsuyu y el mismo Girardot, en el papel de Frederic) deciden separarse y la niña deberá mudarse a Japón junto a su madre. La nena no logra comprender que el amor se acabe y que no haya posibilidades de revertir la situación. La angustia y la tristeza que esto provoca la lleva a que junto con Nina –Arielle Moutel- busque la manera de evitar lo inevitable. Así, luego de hacer lo imposible para impedir el divorcio, huyen hasta internarse en un inmenso bosque que parece no tener fin. Al menos así, piensan, salvarán su amistad.
La caminata en medio de la naturaleza se convierte en una enorme metáfora; ¿están perdidas en un bosque? ¿Qué es el bosque? A medida que las protagonistas se adentran entre los árboles y pasa el tiempo –imposible saber cuánto- la mente de Yuki se va transformando. La toma de la pequeña parada frente al sendero que la lleva afuera y la escena posterior en Japón transforman la historia en un juego simbólico. La niña consigue huir de su confusión; el regreso al bosque es la vuelta a la realidad, con los pensamientos más claros (aquí la iluminación y los colores brillantes son importantes). El reencuentro con su padre es el fortalecimiento del vínculo, que a pesar de las fronteras no se romperá jamás.
La sencillez con que se muestra la vulnerabilidad de los más pequeños ante las decisiones de los adultos hace de este un film tan sensible como profundo. Si hablar de lazos y sentimientos no siempre es fácil, mucho menos lo es para los niños. En este caso, son las actitudes las que hablan por sí solas; el lenguaje que predomina es el no verbal y la poesía, que tan bien sabe de amor, tristeza y pérdidas, se plasma en ricas imágenes de amistad, cotidianeidad y viaje interior.

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